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Etapa X: Geysir y Gullfoss

Llegamos al mes de Septiembre con una mañana fría y desapacible. La lluvia no ha cesado en toda la noche y el aire se oye antes de salir del Hostel. El cuerpo se resiente de todos los días acumulados, y sólo nos mueve de la cama el saber que en la etapa de hoy vamos a ver un extraño fenómeno de la naturaleza, que sólo se puede ver en una docena de sitios en todo el planeta: los géiseres.
En la etapa de hoy también queremos ver la catarata de Gullfoss.

Después de reponer fuerzas salimos en dirección al pueblo de Selfoss. Desde este pueblo podemos ir hacia cualquiera de los dos lados de nuestro recorrido, pero como somos precavidos, paramos a comprar víveres y de paso preguntamos qué carretera tiene el mejor asfalto...
Las dos carreteras parecen estar bien asfaltadas (al menos eso nos comentó un lugareño), y aquí, en Selfoss, encontramos a la primera persona islandesa que no nos supo contestar a algo en inglés. Quizás fue que nosotros lo hablamos penosamente, aunque creemos que no sabía. Os parecerá una chorrada de anécdota, pero en este país en el que casi todo el mundo domina el inglés, e incluso el danés, nos sorprendió encontrar a alguien que no supiese inglés (en España es al contrario, hay que buscar y buscar para encontrar a alguien que lo hable bien jeje)

Finalmente nos dirigimos hacia Geysir, en el valle de Haukadalur, aunque no os recomendamos que busquéis nada con el nombre de este valle, ya que se repite hasta tres veces en tres valles diferentes de Islandia (uno al sur (del que estamos hablando), otro al NE y otro al NO).

Al llegar a la zona donde están Geysir y Stokkur, vemos que aquí sí que existe un area turística. Vemos que hay una cafetería-restaurante con su tienda de regalos correspondiente, y mesitas fuera del complejo para comer al aire libre.
Que haya llegado la influencia turística a la zona no quita espectacularidad a los géiseres.

Nos gustaría decir que vimos a Geysir en acción, pero no fue así. Parecía estar apagado. En un cartel leímos que los objetos lanzados por los turistas, y la manipulación llevada a cabo en “sus tuberías” para intentar hacer más regulares las erupciones habían provocado que se “durmiese” durante años. En teoría, cuando este géiser estaba activo, lanzaba el agua hirviendo por encima de 60 metros de altura.
Por tanto, no sin pena, nos movimos unos pocos metros, y nos centramos en Stokkur, un geiser algo menos espectacular, pero muy regular en sus erupciones. Cada 5 o 10 minutos, Stokkur lanza chorros de agua hirviendo entre 20 y 40 metros de altura.

Los islandeses habían puesto una cuerda de seguridad para evitar que te acercases demasiado, aunque al hacer fotos siempre te acababas mojando. Eso sí, aunque el agua saliese hirviendo de la tierra, con el frío que hacía fuera, cuando llegaba a nosotros estaba más que templadita, por lo que tampoco era muy peligroso acercarte todo lo que te dejaban.

Después de ver unas 20 o 30 veces las erupciones, se te pasa la expectación y llegas a fijarte en detalles más interesantes que hacen que seas capaz de saber cuando va a “escupir el agua” antes de que se produzca.
Por ese motivo, aunque no llevábamos cámaras reflex (llevábamos cámaras digitales normales), conseguimos dos fotos increíbles con la “bola” que se forma justo antes de erupcionar.
Las personas que llevaban cámaras reflex y ponían el modo “ráfaga”, tenían hechas las fotos enseguida y se iban a otra cosa, pero os prometo que el orgullo de conseguir esas mismas instantáneas con una cámara normal, con el retardo que estas máquinas tienen, fue de gran merito, además de permitirnos ver no menos de 50 erupciones.

No nos arrepentimos del tiempo que echamos allí, ya que seguramente no volveremos a ver este fenómeno en la vida, a no ser claro, que vayamos al parque de Yellowstone, en EEUU, que es el parque donde se alojan más de la mitad de los geiseres de la Tierra. Por cierto, si no recordáis en este momento de que os suena eso de “Yellowstone”, habrá que deciros que es el parque del oso Yogi y su inseparable Boo Boo.

Os dejamos aquí algunas de las fotos que hicimos allí, esperamos que las disfrutéis igual que nosotros:





Después de saciar toda nuestra ansia fotográfica, cogimos de nuevo el coche y nos fuimos hacia la catarata de Gullfoss o cascada dorada.
La cascada de Gullfoss, junto con Geysir y Þingvellir forman el conocido como Círculo Dorado Islandés, y aunque nosotros lo hicimos en etapas diferentes, son tres de las cosas que no debéis dejar de visitar si vais a Islandia.

Cuando se llevan tantos días en Islandia y se han visto tantas cascadas, la idea de ver una más no es demasiado llamativa, pero este país no dejaba de sorprendernos y cuando nos fuimos acercando a la zona del aparcamiento, nos dimos cuenta que esta cascada no iba a dejarnos indiferentes.
Mientras recogíamos las cosas y nos preparábamos para salir del coche, desde dentro, no se llegaba a ver la caída del agua, y lo único que observábamos era una nube de rocío que ascendía y cubría gran parte del cielo. Esta “nube” de agua nos iba poniendo en antecedentes de la profundidad y la violencia con la que el agua debía estar golpeando en la grieta que se abría en la tierra.
Al acercarnos a la valla cercana al aparcamiento, pudimos ver con claridad los tres grandes saltos de agua de los que está compuesta esta cascada.
Los rayos de sol que intentaban abrirse paso en esos primeros días de Septiembre conseguían generar un bonito arco-iris al atravesar la nube de rocío que ascendía de las profundidades de la tierra.
Cómo dijimos antes, esta zona de Islandia es de las más turística, por lo que había una pequeña ruta delimitada con vallas para que te pudieses acercar a la catarata lo máximo posible.
Si bien la seguridad estaba asegurada con esta valla de madera, el mojarte hasta los huesos también lo estaba, ya que todo lo que sube tiene que bajar, y la nube de agua que se provocaba en los tres saltos caía irremediablemente sobre el camino de tierra (ahora barro) por donde íbamos los muchos turistas que allí nos encontrábamos.
La verdad es que tenernos que cambiar de ropa en cuanto llegamos al coche mereció la pena, ya que ver, oír, sentir una catarata de esas dimensiones desde la propia cascada es algo que hay que hacer alguna vez en la vida.

Os dejamos algunas de las muchas fotos que hicimos allí:





Cómo comenté antes, esta cascada es una de las más turísticas del país, aunque no la más grande ni la que lleva más caudal de agua. Si queréis algunos datos técnicos, os ofrezco unos cuantos que he sacado de la Wikipedia:
“...
Gullfoss (Cascada Dorada) es una catarata situada en el cañón del río Hvítá en el sureste de Islandia.
Gullfoss es una de las atracciones más populares del país. Se encuentra en el amplio cauce del río Hvítá, que fluye hacia el sur y a un kilómetro de la cascada gira bruscamente hacia el este cayendo en tres escalones curvados. En ese momento se cae en dos saltos (11 y 21 m) en una grieta de 32 m de profundidad. Esta grieta mide unos 20 m de anchura y 2.5 km de longitud. El caudal medio en esta catarata es de 140 m³ por segundo en verano y 80 m³/s en invierno. El máximo flujo de agua medido es de 2000 m³/s.
Según se acerca el visitante a la cascada, la grieta queda oculta de la vista, dando la sensación de que el poderoso río simplemente desaparece dentro de la tierra.
...”


Antes de terminar la jornada, queríamos ver un pueblecito cercano llamado Skálholt. Nuestro mapa decía que era un punto de interés turístico por lo que nos lanzamos para allá.
Al llegar vimos que no era demasiado interesante, ya que se componía de unas cuantas casas, unas ruinas y una iglesia grande, sobre todo teniendo en cuenta el pueblo...

Aunque el cielo volvía a estar nublado, la lluvia caía poco a poco y el frío se te metía en los huesos, abandonamos la calefacción del coche para dar un paseo, leer las inscripciones de las ruinas e intentar ver la iglesia.
Las ruinas no eran nada del otro mundo. Correpondían desde los siglos XI al XVIII y decían algo sobre los orígenes de Islandia. Mirando ahora en la Wikipedia lo entendemos un poco más:

“...
Skálholt (en Islandés Antiguo: Skálaholt) es una ubicación histórica en el sur de Islandia, sobre el río Hvitá.
El pueblo llamado Skálholt consiste solamente en una iglesia relativamente grande y unas pocas casas. Sin embargo, ha sido de gran importancia para la historia del país. Desde la Edad Media y hasta 1785 fue junto con Hólar, una de las dos sedes epsicopales de Islandia, haciéndola, también, un centro cultural y político. La primera escuela del país se fundó en Skálholt. Y en el año 1550 el último obispo católico, Jón Arason de Hólar, fue ejecutado allí junto a sus dos hijos.
El tamaño de su iglesia parece excepcional respecto de los estándares islandeses. De hecho, la longitud de la iglesia construida de 1956 a 1963 es de 30 m. Pero muchas de sus predecesoras fueron incluso más largas (hasta 50m). Muchas otros países escandinavos han contribuido hasta llegar al interior actual de ella.
Adán de Bremen1075Adán de Bremen, describió por escrito, en el año Adán de Bremen, describió por escrito, en el año (aproximadamente), a Skálholt (Scaldholz

...”

Cómo anécdota os contaremos que aunque la iglesia estaba abierta, no pudimos verla, ya que en esos instantes salía una boda...
Nos quedamos dentro del coche observando la escena, y para que os hagáis una idea, todos los invitados cupieron en dos coches, aunque es posible que todos ellos fuesen más de medio pueblo que estuviese invitados...

Después de gritarles el correspondiente ¡¡¡Vivan los novios!!! que no creo que entendiesen, comenzamos a buscar un lugar donde pasar la noche, ya que el día cada vez era peor.

Decidimos ir al Youth Hostel de Laugarvatn (laugarvatn@hostel.is). Es un gran sitio para quedarse unos días (si hubiese hecho buen tiempo), ya que hay un lago, instalaciones deportivas...
Además, la persona que lo regentaba era un Islandés que se pasó un montón de años en Venezuela, por lo que estaba deseoso de hablar de nuevo en español, y nos trató muy bien...
Dentro del Hostel no nos sentimos nada solos, ya que nos juntamos con una pareja de Alcorcón (Madrid) que también estaban realizando el tour por el país de la misma manera que nosotros (en dirección de las agujas del reloj), por lo que pudimos revivir todo lo visto hasta el momento y las cosas que todavía quedaban por delante...

Una vez cambiados y secos, pudimos dar una vuelta por el pueblo, dónde hay un restaurante, un bar en la gasolinera y una tienda de alimentación (todo en uno). Más que suficiente para cubrir todas nuestras necesidades...

Una reflexión sobre este último punto: Cuando estéis por allí os daréis cuenta que según pasan los días y según se descubre el país, cada vez se tienen menos necesidades, y que una pequeña tienda de alimentación se convierte para vosotros en un gran “El Corte Inglés” dónde aprovisionaros de todo lo necesario para continuar. Es la demostración que podemos vivir perfectamente sin todas las comodidades a las que estamos acostumbrados.

Continuará...

El equipo que forma ViajarWeb.

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