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Etapa IX: Parque Natural de Skaftafell




De las dos opciones que os ofrecíamos en la etapa pasada para alojarse cerca del lago Jökulsárlón, os decíamos que nosotros sin duda habíamos elegido acampar en el Parque Natural de Skaftafell.

Este parque se encuentra a pocos kilómetros del lago, y tiene un camping que se ubica entre el glaciar y el mar.
Estás tan cerca del glaciar que parece que puedes tocar alguna de sus lenguas, sin embargo no hace tanto frío como podría parecer, ya que al estar algo elevado con respecto a la altura del camping, hace que el azote del viento sea algo menor. Digamos que se está en un pequeño refugio...

Por otro lado, el terreno del parque es totalmente rocoso, por lo que no intentéis clavar demasiado profundas las piquetas de la tienda, ya que romperéis el martillo antes de llegar al fondo...Lo decimos por experiencia...

La opción más recomendable es aparcar el coche lo más cercano posible a la tienda, creando una barrera más contra el viento...
Si viajáis en temporada baja esto no supondrá ningún problema, ya que estaréis bastante solos y no molestaréis a nadie...


El Parque Nacional de Skaftafell fue ampliado hace algunos años y fusionado con anteriores parques, ocupando ahora cerca de dos tercios del glaciar Vatnajokull.
El Parque Nacional se compone de tres zonas bien diferenciadas: Skaftafell y Skeiðarársandur (volcán y llanura, el ex Parque Nacional de Skaftafell), Lakagígar (zona del cráter de una fisura volcánica, el ex Laki Monumento Nacional), y la capa helada se suma a una multitud de glaciares .

Lo curioso de este parque es que en él se encuentran dos de las mayores fuerzas de la Naturaleza: por una parte el poder del frío del glaciar más grande de Europa, y por otra, la fuerza volcánica que se aloja en la profundidad de esta tierra.
El choque de estas dos fuerzas ha dado como resultado el parque que conocemos actualmente, y muy probablemente seguirá siendo el agente condicionante del futuro...

En el centro de visitantes del parque encontraréis toda la información acerca de la formación del parque y su posible evolución.
En el centro de visitantes podréis contratar también alguna de las excursiones a píe por el glaciar (sólo en inglés). Son interesantes esas excursiones, ya que se va con alguien que conoce el terreno y te prestan los correspondientes crampones para el recorrido.

Fuera de esas excursiones organizadas, existen multitud de rutas que hacer por libre por el parque...
En realidad más que rutas deberíamos hablar de senderos que discurren por aquí y por allá, y que te permiten acercarte al glaciar desde distintos niveles, ver pequeñas cataratas, los meandros que se forman en el deshielo de las lenguas....

Es muy recomendable coger la mochila y pasar varias horas paseando por la zona.
Es difícil perderse, ya que siempre tendrás dos grandes referencias: el mar en un lado y el glaciar en el otro. El centro de visitantes siempre nos quedará en el lado del mar (al otro lado de la carretera), por lo que como digo, perderse es extraño.
Curiosamente, de las rutas que hicimos nosotros por el parque se nos quedó grabado a todos la imagen de un gusano u oruga (no sabría daros más datos, ya que ninguno de nosotros éramos biólogos).

¿Qué tenía el gusanito en cuestión para ser tan curioso?
¡¡¡Era verde fluorescente!!!

No es que fuesen enteros verdes, más bien tenían una línea verde fluorescente, y en un principio vimos uno o dos y pensamos que era algo raro, pero después comenzamos a verlos en todas partes...
La verdad es que era algo bastante asqueroso...
Ni decir tiene que no matamos a ninguno... Más bien al contrario... Intentábamos evitarlos como fuese, incluso saliéndonos de los senderos o saltando de roca a roca...

¡¡¡Joer... y nosotros que pensábamos que en esas condiciones extremas sólo resistían las cucarachas!!!
Bueno, independientemente de la anécdota de los bichitos, las rutas se recordarán por unas vistas increíbles del glaciar y del parque en general.
No está de más advertir de nuevo del peligro de los acantilados que hay por allí...
Sólo vosotros diréis hasta cuanto os queréis acercar...
Un detalle que creo que ya comentamos en etapas anteriores:
Si comparáis el color de hielo de este glaciar o de los icebergs del lago Jökulsárlón con los que se pueden encontrar en la Patagonia, encontraréis una diferencia sustancial...
El hielo de Islandia está sucio, muy sucio... De hecho parece tierra helada y no agua helada.
La explicación es sencilla... lo sucio no es más que ceniza proveniente de las numerosas erupciones volcánicas que se han sucedido en esta zona a lo largo de toda la historia de Islandia.
Por ese motivo las fotos que hagáis serán menos espectaculares que si las hicieseis en el polo sur, aunque quizás con más “sustancia”...
Cuando os aburráis de hacer rutas por el parque, o bien cuando las condiciones meteorológicas os echen de allí a patadas, podéis coger de nuevo la famosa carretera “1” para ir hacia Dyrhólaey.
Dyrhólaey es una pequeña península cerca del pueblo de Vík, y su máximo interés turístico son las vistas, además de los frailecillos que anidan en las paredes de sus acantilados, si es que os gustan los pájaros. Este sitio es uno de sus preferidos para procrear, y la verdad no sabemos el porqué, ya que romántico lo que se dice romántico no es el sitio...
La verdad es que a nosotros no nos mereció la pena llegar allí...
No vimos ningún frailecillo, ya que el tiempo era horrible... El mar no podía estar más agitado y el viento y la lluvia no nos daban tregua...
Además, para rematar la faena, para llegar allí hay que coger un desvío de la carretera “1” (unos 6 Km), que en un principio parece bueno, pero de repente, al atravesar una valla (que delimita una finca privada), la carretera se convierte en camino “de cabras”, en el cual los coches normales (los que no son 4x4) golpean varias veces los bajos en el suelo...
En definitiva, cuando aparcamos el coche no sabíamos si arrancaría de nuevo....
Vamos, que del paseo por estos acantilados nada más que nos quedó unas fotos muy oscuras y un constipado importante...
En fin, lo único que nos pareció divertido era que había más gente viendo este sitio que en todo el parque Skaftafell, lo que nos indica que hay gustos para todos...
Como ni de coña nos íbamos a quedar a hacer noche en Dyrhólaey, cogimos de nuevo el coche y pusimos rumbo a Skógafoss.
Lo más emblemático de Skógafoss es su cascada, que se formó en los acantilados de la antigua costa, antes de que retrocediese el mar (ahora hay una distancia de unos 5 km de Skógar).
Skógafoss es una de las cascadas más grandes y hermosas del país, con una anchura de 25 metros y un desnivel de 60 metros. Sorprende la verticalidad de la caída del agua.
Debido a la cantidad de rocío que la cascada produce, en días soleados siempre es visible un arco iris increíble.
Según la leyenda, el primer vikingo de colonos en la zona, Þrasi Þórólfsson, enterró un tesoro en una cueva detrás de la cascada.
Dicen que en días de sol se puede ver los destellos del oro detrás de la cascada...
Probad suerte, quizás encontréis el tesoro del vikingo...
Para nuestra desgracia, el sol ese día se había tomado unas vacaciones, y lo que tuvimos fue una fina lluvia...
El coche se puede dejar a unos pocos metros de la cascada, y aunque haga un día espléndido (cosa rara), prepararos a mojaros, ya que la cantidad de agua que mueve la cascada en su caída es espectacular,. Nosotros nos pusimos nuestros trajes de agua y nos olvidamos de la lluvia al instante.
En este paraje también se pueden hacer todo tipo de excursiones, llegando a ser posible pasear entre los glaciares Eyjafjallajökull y Mýrdalsjökull.
Si ya estáis cansados de trekking, como mínimo os recomendamos subir la cascada, ya que en la parte derecha hay unos escalones y un sendero que te permitirán remontar los 60 metros de caída del agua.
Esto que parece sencillo puede resultar muy complicado si llueve abundantemente, ya que al no haber demasiada vegetación, el camino se convierte en un tobogán de barro.
Os recomendamos quedaros por allí a descansar...
A los píes de la catarata existe un pequeño camping y un Youth hostel (skogar@hostel.is), dónde nosotros nos alojamos esa noche...
Continuará...


El equipo de ViajarWeb.

Catarata de Skógafoss:

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