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Etapa IX: Parque Natural de Skaftafell




De las dos opciones que os ofrecíamos en la etapa pasada para alojarse cerca del lago Jökulsárlón, os decíamos que nosotros sin duda habíamos elegido acampar en el Parque Natural de Skaftafell.

Este parque se encuentra a pocos kilómetros del lago, y tiene un camping que se ubica entre el glaciar y el mar.
Estás tan cerca del glaciar que parece que puedes tocar alguna de sus lenguas, sin embargo no hace tanto frío como podría parecer, ya que al estar algo elevado con respecto a la altura del camping, hace que el azote del viento sea algo menor. Digamos que se está en un pequeño refugio...

Por otro lado, el terreno del parque es totalmente rocoso, por lo que no intentéis clavar demasiado profundas las piquetas de la tienda, ya que romperéis el martillo antes de llegar al fondo...Lo decimos por experiencia...

La opción más recomendable es aparcar el coche lo más cercano posible a la tienda, creando una barrera más contra el viento...
Si viajáis en temporada baja esto no supondrá ningún problema, ya que estaréis bastante solos y no molestaréis a nadie...


El Parque Nacional de Skaftafell fue ampliado hace algunos años y fusionado con anteriores parques, ocupando ahora cerca de dos tercios del glaciar Vatnajokull.
El Parque Nacional se compone de tres zonas bien diferenciadas: Skaftafell y Skeiðarársandur (volcán y llanura, el ex Parque Nacional de Skaftafell), Lakagígar (zona del cráter de una fisura volcánica, el ex Laki Monumento Nacional), y la capa helada se suma a una multitud de glaciares .

Lo curioso de este parque es que en él se encuentran dos de las mayores fuerzas de la Naturaleza: por una parte el poder del frío del glaciar más grande de Europa, y por otra, la fuerza volcánica que se aloja en la profundidad de esta tierra.
El choque de estas dos fuerzas ha dado como resultado el parque que conocemos actualmente, y muy probablemente seguirá siendo el agente condicionante del futuro...

En el centro de visitantes del parque encontraréis toda la información acerca de la formación del parque y su posible evolución.
En el centro de visitantes podréis contratar también alguna de las excursiones a píe por el glaciar (sólo en inglés). Son interesantes esas excursiones, ya que se va con alguien que conoce el terreno y te prestan los correspondientes crampones para el recorrido.

Fuera de esas excursiones organizadas, existen multitud de rutas que hacer por libre por el parque...
En realidad más que rutas deberíamos hablar de senderos que discurren por aquí y por allá, y que te permiten acercarte al glaciar desde distintos niveles, ver pequeñas cataratas, los meandros que se forman en el deshielo de las lenguas....

Es muy recomendable coger la mochila y pasar varias horas paseando por la zona.
Es difícil perderse, ya que siempre tendrás dos grandes referencias: el mar en un lado y el glaciar en el otro. El centro de visitantes siempre nos quedará en el lado del mar (al otro lado de la carretera), por lo que como digo, perderse es extraño.
Curiosamente, de las rutas que hicimos nosotros por el parque se nos quedó grabado a todos la imagen de un gusano u oruga (no sabría daros más datos, ya que ninguno de nosotros éramos biólogos).

¿Qué tenía el gusanito en cuestión para ser tan curioso?
¡¡¡Era verde fluorescente!!!

No es que fuesen enteros verdes, más bien tenían una línea verde fluorescente, y en un principio vimos uno o dos y pensamos que era algo raro, pero después comenzamos a verlos en todas partes...
La verdad es que era algo bastante asqueroso...
Ni decir tiene que no matamos a ninguno... Más bien al contrario... Intentábamos evitarlos como fuese, incluso saliéndonos de los senderos o saltando de roca a roca...

¡¡¡Joer... y nosotros que pensábamos que en esas condiciones extremas sólo resistían las cucarachas!!!
Bueno, independientemente de la anécdota de los bichitos, las rutas se recordarán por unas vistas increíbles del glaciar y del parque en general.
No está de más advertir de nuevo del peligro de los acantilados que hay por allí...
Sólo vosotros diréis hasta cuanto os queréis acercar...
Un detalle que creo que ya comentamos en etapas anteriores:
Si comparáis el color de hielo de este glaciar o de los icebergs del lago Jökulsárlón con los que se pueden encontrar en la Patagonia, encontraréis una diferencia sustancial...
El hielo de Islandia está sucio, muy sucio... De hecho parece tierra helada y no agua helada.
La explicación es sencilla... lo sucio no es más que ceniza proveniente de las numerosas erupciones volcánicas que se han sucedido en esta zona a lo largo de toda la historia de Islandia.
Por ese motivo las fotos que hagáis serán menos espectaculares que si las hicieseis en el polo sur, aunque quizás con más “sustancia”...
Cuando os aburráis de hacer rutas por el parque, o bien cuando las condiciones meteorológicas os echen de allí a patadas, podéis coger de nuevo la famosa carretera “1” para ir hacia Dyrhólaey.
Dyrhólaey es una pequeña península cerca del pueblo de Vík, y su máximo interés turístico son las vistas, además de los frailecillos que anidan en las paredes de sus acantilados, si es que os gustan los pájaros. Este sitio es uno de sus preferidos para procrear, y la verdad no sabemos el porqué, ya que romántico lo que se dice romántico no es el sitio...
La verdad es que a nosotros no nos mereció la pena llegar allí...
No vimos ningún frailecillo, ya que el tiempo era horrible... El mar no podía estar más agitado y el viento y la lluvia no nos daban tregua...
Además, para rematar la faena, para llegar allí hay que coger un desvío de la carretera “1” (unos 6 Km), que en un principio parece bueno, pero de repente, al atravesar una valla (que delimita una finca privada), la carretera se convierte en camino “de cabras”, en el cual los coches normales (los que no son 4x4) golpean varias veces los bajos en el suelo...
En definitiva, cuando aparcamos el coche no sabíamos si arrancaría de nuevo....
Vamos, que del paseo por estos acantilados nada más que nos quedó unas fotos muy oscuras y un constipado importante...
En fin, lo único que nos pareció divertido era que había más gente viendo este sitio que en todo el parque Skaftafell, lo que nos indica que hay gustos para todos...
Como ni de coña nos íbamos a quedar a hacer noche en Dyrhólaey, cogimos de nuevo el coche y pusimos rumbo a Skógafoss.
Lo más emblemático de Skógafoss es su cascada, que se formó en los acantilados de la antigua costa, antes de que retrocediese el mar (ahora hay una distancia de unos 5 km de Skógar).
Skógafoss es una de las cascadas más grandes y hermosas del país, con una anchura de 25 metros y un desnivel de 60 metros. Sorprende la verticalidad de la caída del agua.
Debido a la cantidad de rocío que la cascada produce, en días soleados siempre es visible un arco iris increíble.
Según la leyenda, el primer vikingo de colonos en la zona, Þrasi Þórólfsson, enterró un tesoro en una cueva detrás de la cascada.
Dicen que en días de sol se puede ver los destellos del oro detrás de la cascada...
Probad suerte, quizás encontréis el tesoro del vikingo...
Para nuestra desgracia, el sol ese día se había tomado unas vacaciones, y lo que tuvimos fue una fina lluvia...
El coche se puede dejar a unos pocos metros de la cascada, y aunque haga un día espléndido (cosa rara), prepararos a mojaros, ya que la cantidad de agua que mueve la cascada en su caída es espectacular,. Nosotros nos pusimos nuestros trajes de agua y nos olvidamos de la lluvia al instante.
En este paraje también se pueden hacer todo tipo de excursiones, llegando a ser posible pasear entre los glaciares Eyjafjallajökull y Mýrdalsjökull.
Si ya estáis cansados de trekking, como mínimo os recomendamos subir la cascada, ya que en la parte derecha hay unos escalones y un sendero que te permitirán remontar los 60 metros de caída del agua.
Esto que parece sencillo puede resultar muy complicado si llueve abundantemente, ya que al no haber demasiada vegetación, el camino se convierte en un tobogán de barro.
Os recomendamos quedaros por allí a descansar...
A los píes de la catarata existe un pequeño camping y un Youth hostel (skogar@hostel.is), dónde nosotros nos alojamos esa noche...
Continuará...


El equipo de ViajarWeb.

Catarata de Skógafoss:

Etapa VIII: Höfn- Jökulsárlón



Si habéis seguido cada una de las etapas que os hemos ido narrando en el blog, habréis visto que existe una continuidad entre la etapa pasada y la nueva, sin embargo esta vez vamos a hacer una excepción. Vamos a comenzar esta nueva etapa desde el pueblo pesquero de Höfn, ya que entre medio no hay demasiado que contar.
Evidentemente hay personas y gustos para todo, y quizás mucha gente me diga que los fiordos que hay que atravesar desde que se deja el pueblo de Egilsstadir hasta que se llega a Höfn son preciosos, y quizás no le falte razón, sin embargo, cómo ya hemos contado en otras etapas, cada país tiene lo suyo, y los fiordos se los dejamos a Noruega...
Lo único reseñable, sobre todo si seguís la carretera “1” o ring road, son las cuestas que hay que ascender y posteriormente descender antes de llegar a ver el mar.
En algunos puntos del trayecto se llegan a tener pendientes del 17% en un piso no demasiado bueno, es decir tierra, que además se pone mucho más peligroso si está lloviendo, por lo que no hace falta que diga que si el tiempo no os acompaña, el trayecto se convertirá en una autentica aventura. Además sucede una cosa curiosa, o los miembros del equipo no recordábamos demasiado de nuestra etapa por las autoescuelas (que puede ser), o los Islandeses tienen las señales de pendiente ascendente y descendente al contrario que en el resto de Europa.
Era curioso ver una señal que te indicaba una ascensión increíble cuando en realidad estábamos bajando y viceversa...
Nuestra opinión no es que los Islandeses no se sepan las normas de tráfico, sino que deben pensar que da lo mismo bajar que subir... Lo importante era indicarte el % de pendiente.

Cómo decía comentaremos un poco del pueblo de Höfn...
Después de muchos Km sin núcleos urbanos que ver, se llega a este pueblo pesquero al borde del glaciar más grande de Europa: El glaciar Vanajökull.

Höfn es un pueblo de unos 1700 habitantes, que se podría traducir por puerto o pesca en español.
Por tanto, no es de extrañar que su riqueza provenga del mar, y cada vez más de las excursiones al glaciar.
No se puede contar mucho más de este pueblecito del sureste de Islandia, sin embargo para los miembros del equipo de ViajarWeb fue mucho más...
Los días previos a la llegada al pueblo, esos mismos días que hemos preferido no contaros, fueros bastante duros. Las noches fueron muy frías y lluviosas, y las ganas de aventura estaban bajo mínimos. La cultura latina está demasiado arraigada en todos nosotros, y no ver el sol durante varias jornadas hace mella a cualquiera...
Sin embargo el pequeño pueblo de Höfn nos renovó las ganas de continuar. Os preguntaréis el porqué... ¿Mejoró el clima? ¿dejó de llover? ¿Salió el sol?
Nada de eso, todo continuaba igual... El sol no existía, el calabobos se acentuaba y el frío se te metía por cualquier rendija de la ropa, sin embargo la visión era increíble... Por un lado el mar, y por el otro una de las lenguas del glaciar Vanajökull.
Para mejorar la situación, a la entrada del pueblo vimos unas cabañitas preciosas, y no nos resistimos a alquilar una de 4 camas.
Podías dejar el coche a la entrada de la cabaña, y tenía su mesita, su ropero, su cocinilla, sus camitas, y lo más importante, su calefacción individual...
No tenía ni mantas (cada uno debía aportar su propio saco de dormir), ni baño (era compartido para todas las cabañas), pero no importaba en absoluto. Las mantas no importaban mucho cuando configuramos la calefacción a 24º durante toda la noche, y el baño era prácticamente para nosotros solos, ya que de todo el complejo, sólo dos cabañas estaba ocupadas.

Aquella tarde el paseo fue inolvidable... Recorrimos el pueblo entero, vimos a niñas jugando al fútbol, y un barco pesquero preparando su partida, pero lo más importante era que habíamos recuperado las ganas de continuar. Estábamos todos deseosos que amaneciese para coger de nuevo el coche y pisar aquel glaciar...

Evidentemente se pueden contratar en Höfn viajes en 4x4, paseos con guía y en motos de nieve por el glaciar, pero nosotros no habíamos llegado hasta allí para contratar nada...
Cogimos nuestro pequeño coche y nos fuimos a buscar la manera más fácil de llegar al glaciar.
Las vistas eran increíbles, de hecho tuvimos que parar varias veces para hacer fotos...
Sin embargo lo mejor estaba por llegar... el lago Jökulsárlón.

Cómo mis impresiones personales no me dejarían contaros las verdaderas características de este paraíso, prefiero copiarlas literalmente de Wikipedia (espero que por esto no nos demanden por derechos de autor):

“...
Jökulsárlón es el mayor y más conocido lago glaciar de Islandia. Está situado en el extremo sur del glaciar Vatnajökull, entre el Parque Nacional Skaftafell y la ciudad de Höfn. Apareció por primera vez en 1934-1935 y en 1975 creció de 7,9 km² hasta los actuales 18 km², debido a la acelerada fusión de los glaciares islandeses. Tiene una profundidad máxima de aproximadamente 200 metros, lo que lo convierte probablemente en el segundo lago más profundo de Islandia.
Una de sus características más llamativas es que se encuentra lleno de icebergs, que se desprenden de la lengua del glaciar Breiðamerkurjökull. Esto hace de Jökulsárlón probablemente el lugar del mundo en el que es más sencillo para acceder a un iceberg.
Desde su orilla es habitual poder avistar focas y aves marinas, especialmente charranes árticos y skuas, grandes gaviotas que anidan en el suelo en los alrededores del lago y que ocasionalmente pueden ser agresivas.
Jökulsárlón está separado del mar por una corta distancia, por lo que la acción combinada del glaciar, el río que vacía el lago (de sólo 1.5 km de recorrido) y el océano podrían llegar a transformarlo en un entrante de mar. Existen planes para evitar esta situación, ya que la única carretera de la zona atraviesa el estrecho istmo.
...”
Lo que no dice la Wikipedia es que a los píes del lago se puede contratar un viaje de 45 minutos navegando entre icebergs. El método de acceso al agua es muy curioso: te subes a una especie de camión-barco, y los primeros 100 metros los hace rodando y el resto del trayecto navegando...
Os recomendamos ver el siguiente video que hicimos para comprobarlo:



No podéis iros de Islandia sin hacerlo... Desde el barco te acercas a los icebergs hasta casi tocarlos, puedes fotografiar a las focas más cerca que en el zoo, y cómo no, al igual que en la Patagonia, te hacen la típica tontería de que te comas un trozo de hielo que recogen del propio lago, alegando que puede tener miles de años...
No se si tendría miles de años, pero vamos tampoco nos causó dolor de estómago...
En serio, el trayecto en barco fue uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida...
Además, tuvimos la suerte de que la guía del barco hablaba español, por lo que después de la explicación oficial en inglés, se vino con nosotros y nos impartió “clases extra-escolares” sobre este maravilloso lugar. Era muy simpática y no le importó repetirnos toda la explicación en “petit comité”.
La verdad es que la guía hablaba además del islandés, inglés, francés, español, italiano... y no se cuantos más idiomas...
Sin embargo, nadie del barco le pidió que repitiese la explicación, salvo nosotros claro, jejeje
Podréis pensar que todo el mundo que iba a bordo la había entendido perfectamente en inglés, pero no era así...
Durante nuestra charla personalizada, una familia de italianos no paraba de “pegar la oreja” para ver si pillaban algo ¡¡¡En español!!!...
¿Tanta vergüenza da a la gente admitir que no has entendido algo en inglés?
Para nosotros la respuesta es clara: NO!!!
Como dice el refrán: “Quien no entiende algo y pregunta, queda por tonto una vez, pero quien no ha entendido algo y no pregunta, queda por tonto para siempre”.
Bueno, aparte de las típicas tonterías que tienen que contar los guías en estas cosas, la charla con la muchacha islandesa nos dejó a todos una preocupación: La lengua del glaciar que prácticamente invadía la carretera hacía unos pocos años, cada vez estaba más lejos, y por tanto los fragmentos que se desprendían de él, y flotando por el lago llegaban al mar, eran cada vez eran más abundantes y grandes. En resumen, el lago se estaba haciendo más grande, lo que provocaba que el glaciar se estuviese haciendo más pequeño...
Desde aquí queremos hacer un pequeño llamamiento a la conciencia social en referencia al cambio climático, y a la destrucción de nuestros tesoros naturales. Seguro que en pequeña medida, todos podemos aportar algo para que esto no suceda...
Volviendo a la charla con la muchacha, nos comentó que en este lago (mitad de agua dulce, la proveniente del glaciar, y mitad agua salada, la proveniente del mar), se habían rodado escenas de algunas películas cómo Tom Raider, Batman Begins y varias de James Bond (Muere otro día...)
En el lago Jökulsárlón se pueden hacer más cosas que el paseo en barco...
Lo mejor es comenzar a andar por cualquiera de los bordes del lago e ir en dirección al glaciar...
El paseo no va a dejaros indiferentes... Parece que vas a llegar muy pronto, pero enseguida te das cuenta de que es una ilusión óptica, y que el lago es más largo de lo que parece. Además, obligatoriamente te vas a tener que detener durante el paseo...
En muchos icebergs verás a focas tomando el sol, o aves descendiendo rápidamente, por no decir el sonido del hielo desprendiéndose de la lengua del glaciar...
Por tanto las pausas que tomaréis para hacer fotos serán muy habituales. Cuando queráis daros cuenta, estaréis a pies del glaciar y tendréis el coche “a tomar por cul..”
Si sois de los que os gusta ir organizados, hay libros con las mejoras rutas alrededor del lago para obtener las mejores vistas, aunque nosotros nos guiamos por nuestra intuición y comenzamos a andar por allí como si no fuese con nosotros el tema...
Merece la pena que dejéis un día para estar en el lago...
Nosotros al retroceder hasta el coche, tuvimos que hacer de nuevo una parada obligada, ya que varias focas estaban jugando cerca de la desembocadura del lago...
La verdad es que fue mejor espectáculo que el que te puedes encontrar en un zoo o acuario, ya que te das cuenta que estos animales no necesitan la ayuda de ningún humano para que les enseñe a hacer “monigotadas”. Aunque sabían que todos estábamos por allí mirándolas, no cambiaba el hecho de que se encontraban en su habitat natural y se encontraban como “foca en el agua”...
Os recomendamos visualizar los siguientes videos que grabamos allí:
Video 1/3:



Video 2/3:



Video 3/3:



Después se pueden hacer dos cosas para pasar la noche:
1- Retroceder de nuevo al pueblo (Höfn).
2- Avanzar unos kilómetros por la carretera “1” y llegar al camping del Parque Natural de Skaftafell.
Ni que decir tiene que nosotros elegimos la segunda opción...
En la siguiente etapa descubriréis el porqué...

Continuará...
El equipo de ViajarWeb.
Etapa VII: Dettifoss y la garganta de Asbyrgi



Después de unos días combinando rutas a pie y algo de relax en el lago Myvatn, recogimos todo nuestro equipo y pusimos rumbo a las cataratas más caudalosas de Europa: Dettifoss.


Si habéis leído todas nuestras etapas del viaje a Islandia, quizás habréis caído en un detalle: todas las palabras islandesas que acaban en -foss indican una catarata, mientras que todas las que acaban por -jökull vienen a indicar el nombre de un glaciar.


Bueno, para llegar a Dettifoss desde el Lago Myvatn se ha de sufrir un poco...
La carretera principal “1” te deja a unos 30 Km de las cataratas, y la nueva carretera (por llamarla de alguna manera) por la que hay que transitar es horrible...
Es un camino de tierra repleto de ondulaciones, lo que provoca que las ruedas caigan en una de esas ondulaciones en cada giro. El resultado es que el coche va dando unos botes increíbles, y el salpicadero parece que se sale de su sitio...
Cuando nosotros llegamos a esa carretera, al principio íbamos muy lentos (20-30 Km/h), ya que el coche era de alquiler, y no queríamos quedarnos tirados en esos parajes...
Así estuvimos unos 7 Km, y nos dolía todo el cuerpo de los botes. Entonces, un pequeño Toyota Yaris (casi todas las compañías de alquiler tenían ese modelo), nos adelantó rapidísimo...
Después de maldecir al conductor del Yaris por habernos tirado mil piedras sobre el coche al adelantarnos, y habernos hecho parar al no ver ni a un metro del parabrisas por el polvo levantado, pensamos: “si nosotros a 20Km/h sufrimos los baches, la gente que vaya dentro del Yaris debe estar horrible...”.
Sin embargo nos quedó la duda, y comenzamos a acelerar cómo ellos... 40, 50, 60, 70 Km/h... Según incrementábamos la velocidad, menos se sentían las dichosas ondulaciones...
La explicación era sencilla: no daba tiempo a que las ruedas cayesen en las ondulaciones, ya que saltaban de pico a pico, lo que hacía que el coche “planease” sobre ellas... La única pega eran las curvas, ya que sino bajabas un poco la velocidad, el coche te hacía un recto y se iba a la cuneta.
La verdad es que fue una suerte que nos pasase aquel coche, ya que sino habríamos hecho todo el camino a 20Km/h, y se nos hubiese desmontado el pobre coche.


Bueno, al fin llegamos a las cataratas de Dettifoss, y se nos olvidó el calvario de los primeros kilómetros de carretera...


Dettifoss es una cascada situada en el Parque Nacional Jökulsárgljúfur. Sus aguas provienen del río Jökulsá á Fjöllum, que nace en el glaciar Vatnajökull y recoje agua de una amplia cuenca. Está considerada la cascada más caudalosa de Europa, con unos caudales medio y máximo registrado de 200 y 500 m³ por segundo, respectivamente, dependiendo de la estación y del deshielo glaciar. Tiene 100 metros de ancho y una caída de 44 m hasta el cañón Jökulsárgljúfur.
Al igual que hemos comentado en tras etapas, independientemente de lo impresionante de la catarata, lo que hace todavía más increíble la experiencia es lo salvaje del entorno...
No nos vamos a encontrar vallas de seguridad, ni chiringuitos, ni venta de entradas... Sólo Naturaleza (en mayúsculas).


Un detalle curioso: casi todas las cataratas del país tienen un dueño, es decir, no son consideradas parques naturales propiedad del Estado ni nada parecido como sucede en España. Son privadas, por lo que todavía se explica menos el porqué no hay una explotación turística alrededor de ellas...


Bueno, después de hacer “mil” fotografías, y de “hacer un poco el cabra”, decidimos seguir nuestra ruta.




Cómo ni de coña íbamos a retroceder sobre nuestros pasos, decidimos comprobar qué tal era la carretera yendo de nuevo hacia la costa, en dirección hacia Húsavík.
Fue todo un acierto, ya que, aunque la carretera no mejoraba demasiado, llegamos sin pretenderlo a la garganta de Ásbyrgi.


Esta garganta la encontramos siguiendo el recorrido natural del río hacia el mar, y podríamos describirla como una profunda grieta en la tierra, de varios kilómetros de longitud, que provoca una especie de micro-clima en la zona. Si queréis algunos datos técnicos, diremos que este “cañón” mide 3,5 Km de longitud por 1,1 Km de ancho. La altura máxima a la que pueden llegar las paredes completamente verticales llega a los 100 metros de desnivel.


Al llegar, al borde de la carretera nos encontramos un centro de visitantes que tampoco sirve para mucho, ya que la persona que está allí se limita a venderte mapas con las rutas a seguir. No merece la pena... Lo único que podéis sacar en claro es leer paneles informativos del porque de la formación de la garganta, y qué condiciones tan especiales son las que se dan en la zona, lo que hacen que esta sea una de las zonas con más vegetación de toda Islandia.
Resumiendo (esperemos haber entendido un poco los carteles explicativos), la garganta de Ásbyrgi se formó por filtraciones de agua en el suelo, que ante gigantescas riadas provenientes del glaciar hicieron que el suelo cediese, produciéndose un corte brutal en zonas con un sustrato más blando...
Lo importante: Cuando llegas a pie al final de la garganta, es decir, cuando te encuentras las paredes verticales ante ti y ya no puedes avanzar, te das la vuelta y ves un valle en el subsuelo, un valle mucho más fértil que lo que hay en la capa más alta, con unas temperaturas mucho más suaves, y protegido del temido viento. En definitiva, ves un valle relativamente poblado de vegetación (para ser Islandia), protegido a ambos lados por unas paredes completamente verticales...


Merece la pena hacer la ruta a pie por toda la garganta, ya que aparte de las vistas, se tiene el privilegio de pasear entre abedules y sauces, y al final del cañón llegas a un pequeño lago natural con algunos patos y otras especies acuáticas (llamado lago Botnstjörn).
Si miráis una de las paredes, veréis un mancha negra alargada que llega hasta arriba. Haced un pequeño ejercicio de imaginación, e intentad atisbar la figura de la señora de la garganta de Ásbyrgi. No hay que ser demasiado imaginativo, ya que la mancha es inusualmente explicita.
Para finalizar os diremos que si sois muy amantes de la naturaleza, y queréis pasar la noche en el corazón de esta garganta, disponéis de un camping en el valle (ver fotos).


Después de abandonar Ásbyrgi, y siguiendo por la carretera “85”, llegamos hasta la costa, dónde podemos optar por retroceder a Húsavík, o bien ir a visitar el punto más al norte de Islandia: Hraunhafnartangi (este es el punto más al norte de Islandia sin tener que coger un barco o avión, es decir, sin tener en cuenta la pequeña isla de Grímsey, de la que ya hablamos en otra etapa anterior (ver)).
Independientemente de la ruta que sigáis, lo que sí que podréis disfrutar es de los fiordos islandeses, ya que la carretera “85” bordea toda la costa permitiendo divisarlos perfectamente.



Continuará...



Un saludo,



El equipo de ViajarWeb
Etapa VI: El Lago Myvatn





Dejamos Húsavík con pena, ya que el sitio era muy tranquilo y por fin estaba haciendo buen tiempo, pero a Islandia no se viene a descansar, sino todo lo contrario, por lo que cogimos de nuevo carretera y nos fuimos en busca del lago Myvatn, o traducido al español, “el lago del mosquito”.
Dicho así el nombre no atrae mucho, ya que piensas que te van a machacar los mosquitos, pero cuando lo ves, te das cuenta que merece la pena visitarlo.
Además, a pesar de su nombre, no tiene más mosquitos que cualquier pantano nacional, o al menos, los mosquitos que hay allí son menos cabroncetes que los españoles, lo que te hace parecer que son menos...

El lago está situado a unos 50 Km al sur de Húsavík, y tiene una dimensión de unos 37 km².
Sin embargo, lo más importante de esta zona no es el Lago, sino las estructuras volcánicas que hay en sus alrededores.
Esta es una zona excepcional para los amantes del senderismo, ya que hay numerosas rutas que realizar, y aunque parezca mentira, para ser Islandia, no están demasiado mal señalizadas.

Cómo decía antes, la zona es conocida por su actividad volcánica, la pasada y la actual...
En este lago podemos encontrar los llamados pseudos-cráteres de Skútusstaðir y los campos de lava de Dimmuborgir.
Los pseudos-cráteres son llamados así, ya que son cráteres que nunca llegaron a expulsar lava, pero que se formaron por erupciones volcánicas que se produjeron bajo el lago, al entrar en contacto la lava con el agua.

Los campos de Dimmuborgir es una extensa área de campos de lava que se encuentra al este del Lago, y por la que se pueden hacer excursiones a pie. Se pueden encontrar raras formaciones y cavernas, y en las leyendas islandesas se relaciona a este lugar con la entrada al infierno y con gnomos y duendes.

Es normal estas leyendas, ya que la actividad sísmica de la zona es altísima, lo que provoca, aparte de las erupciones volcánicas esporádicas, sulfatas o solfataras, campos de azufre, terremotos...

La última erupción de un volcán en esta zona se dio el Krafla, en 1984. Allí podemos admirar uno de los cráteres más famosos de Islandia, el Víti, que alberga un lago de aguas verdes en su interior.
La traducción de Víti sería infierno, por lo que es fácil imaginar lo que tuvieron que ver allí la gente que le pusieron ese nombre...

Ni que decir tiene que no te puedes ir de Islandia sin haber subido un volcán...
Uno de los más recomendables es el Hverfjall, ya que guarda una apariencia casi perfecta. Vamos, que cuando a Steven Spielberg le de por hacer una peli de volcanes, no dudeis que irá a rodarla al lago Myvatn.

Hverfjall se originó en una erupción hidromagmática (es decir, al entrar en contacto el magma con el agua), que tuvo lugar en el antiguo lago Mývatn hace unos 2700 años. Mide de 90 a 150 metros de altura (dependiendo de la cara) y el diámetro de su cráter es de 1Km circular casi perfecto.
Este volcán se ve desde cualquier parte del lago, y tiene una atracción especial. No sabría como explicarlo, pero te entran unas ganas locas de subir para ver que hay dentro...
El primer día de estar en la zona decidimos ir a subirlo.
Dejando el lago justo a nuestras espaldas, comenzamos una ruta a pie muy entretenida, ya que se tienen que salvar extrañas formas rocosas de lava, y en algún momento del paseo, llegas incluso a perder de vista el volcán.
La ruta no es demasiado exigente, por lo que recomendamos hacerla a todo el mundo...

Al llegar al pie del volcán nos encontramos un pequeño problema... estaba anocheciendo...
No es que tengamos miedo a la oscuridad, pero dado que estábamos aprovechando uno de los pocos días en los que pasamos calor en Islandia, nos habíamos dejado todo el equipo en el coche. Sobre todo, se echaba de menos llevar algunas linternas para el regreso...
Comenzamos entonces una discusión acerca de si subir ese día o dejarlo para la mañana siguiente...
En ese momento, una de las personas que regresaba de la cima del volcán se paró y nos habló en perfecto castellano... “Yo creo que os da tiempo subir y regresar, pero vais justos de tiempo...”
Alegres de escuchar una “voz amiga”, charlamos unos minutos con él, y decidimos dejarlo para el día siguiente...
Nuestro interlocutor era vasco, y si él decía que íbamos justos era más bien que no nos iba a dar tiempo...

Al día siguiente regresamos al lugar y subimos. Vaya si subimos...

La primera parte de la subida es la más complicada, ya que no hay ningún tipo de camino...
Los islandeses han puesto cada 10 o 15 metros unos hierros clavados en la arena a modo de picas, y unidos todos ellos mediante una cuerda para ayudarte en la subida...
Dicho esto, parece fácil, pero no lo es del todo...
Lo que llamábamos arena era en realidad ceniza volcánica muy fina, lo que provocaba que los hierros apenas tuvieran consistencia en su anclaje. Si intentabas subir agarrándote a la cuerda, lo que conseguías era que el hierro más cercano se saliese del agujero y acababas en el suelo con la cuerda en la mano...
Por tanto, lo más inteligente era ir haciendo pequeños zig-zag, aunque los píes se te incrustaban hasta el tobillo en la arena, y el esfuerzo era doble...

Pasada la primera parte de la subida, se llegaba a una zona con una consistencia mayor en el piso, lo que ha permitido que se cree un camino artificial con los años ante las pisadas de la gente...
Era curioso que cuando se llegaba a esta zona, las picas de hierro y la cuercedita dichosa se acababan, justo cuando mejor resultado hubiesen dado...
En fin, con el suelo más firme, y un camino en zig-zag reduciendo la pendiente, fue muy sencillo subir. La única pega estaba en que la primera parte de la subida era tan exigente, que hacía que esta última parte se hiciese larga e interminable, cuando en realidad debería haber sido un paseo...
Os aseguro que cuando llegas arriba, estás sudando “la gota gorda”, independientemente del clima exterior...
Bueno, al fin en la cima del volcán... Tanto esfuerzo, y todo para ver... un cráter lleno de piedras y arena a unos 30 metros por debajo de nosotros...
A lo largo de los años, la gente ha ido bajando hasta el cráter, y ha escrito sus nombres o sus eslóganes con piedras, de modo que todo aquel que suba hasta allí lo vea desde lo alto.
Nosotros no estábamos para aportar nada a la humanidad en esos instantes...
Nos bastaba con estar allí, y admirar todo el entorno desde las alturas...
El volcán se convirtió en un mirador natural improvisado desde el que podíamos apreciar en su totalidad el lago del mosquito. Si girabas 180º podías ver también las columnas de humo que salían de la tierra en las zonas de las sulfatas de Krafla.

Aunque creo que ya lo he comentado en alguna otra crónica de este viaje a Islandia, una miembro del equipo estaba embarazada en el momento del viaje, por lo que su “pequeña escalada” al volcán tiene mayor mérito que la de los demás...
La verdad es que a todos nos vino muy bien llevar a una embarazada en el grupo...
De esa manera podíamos reducir el paso y gritar “¡¡¡ No te preocupes que te espero!!!”
Sin embargo en tu interior pensabas: “Que coño te voy a esperar, si me paro es porque no puedo ni con mi alma...”
Cómo he dicho antes, la subida al volcán puede hacerla cualquier persona con un mínimo de preparación física, pero era algo de lo nosotros no estábamos demasiado sobrados...
De hecho, en plena subida hubo un momento que nos llegamos a sentir cómo Tony Rominger en el Tour de Francia, ya que una pareja de noruegos nos pasó a la misma velocidad que lo hacía Miguel Indurain con este pobre segundón...

Bueno, volviendo a lo del mérito de la compañera embarazada, en unos años podremos contar al pequeño, que él estuvo en el cráter de un volcán apagado antes de salir al mundo exterior...
Pero no sólo podremos contarle eso... en este viaje todavía quedaban muchas cosas por hacer... Pasear por un glaciar, navegar entre icebergs, ver un geiser en acción...
Eso os lo contaremos en futuras etapas de nuestro cuaderno de bitácora...

Antes de finalizar esta etapa, no quiero olvidarme de hablar un poco más acerca de las sulfatas...
Para quien no lo haya visto nunca, es difícil imaginar a la tierra echando humo por uno y otro sitio sin ver ningún tipo de llama o fuego alrededor...
Además, al pasear por la planicie por la que se dan todas estas sulfatas, ves a la tierra “escupir” burbujas de un líquido gris asqueroso con un olor tremendo a sopa de sobre...
Hablando de sopa de sobre... Si alguna vez vais a Islandia, podéis probar a haceros una sopa de sobre (la típica Sopinstant) con el agua caliente que sale de cualquier baño...
En serio, el agua caliente de casi todos los baños de Islandia no pasa por ningún calentador o caldera, sino que viene de los propios manantiales de agua hirviendo que salen de la tierra, y finalmente llega a los hogares a tal temperatura, que puedes hacerte la sopa de sobre sin necesidad de calentar el agua... Vamos, acojonante...

Bueno, cómo seguro que no os he descrito adecuadamente las sulfatas estas, os ponemos el siguiente video que grabamos allí:





Continuará...

El equipo de ViajarWeb.
Etapa V: Godafoss y Húsavík

Después de unos días reponiendo fuerzas y material en Akureyri, decidimos volver a la aventura propiamente dicha...
Cogimos nuestro pequeño Citroën C3 y atravesamos el fiordo Eyjafjörður en dirección a Godafoss, la cascada de los dioses...
Desde nuestra llegada a Islandia habíamos visto muchas cascadas. La mayoría de ellas habían sido pequeños saltos de agua que se iban produciendo de manera natural por las intensas lluvias, pero otras habían sido impresionantes cómo la del parque natural de Thigvellir o las cascadas de lava de Hraunfossar.
Sin embargo, en mi opinión, Godafoss estaba en otro nivel... Aquí creo que podíamos hablar de catarata y no de cascada...

Goðafoss, en islandés se traduce como “la catarata o cascada de los dioses”.
Su nombre proviene del año 1000 aproximadamente, cuando Islandia se convierte al cristianismo. Según las leyendas (recogidas en las famosas Sagas Islandesas), Thorgeir (Þorgeirr Ljósvetningagoði en islandés), figura clave en esta conversión, arrojó desde esta cascada las figuras de madera de los dioses paganos adorados hasta esa fecha, al regreso de la conversión oficial en la explanada de Thigvellir.

Las cataratas de Godafoss se encuentran a unos 40Km de Akureyri, y si os interesan los datos, os diremos que tienen un salto de agua de unos 12 metros de altura y una anchura de unos 30 metros.
Los datos no son demasiado impresionantes, pero sí que lo es la sensación de libertad y de naturaleza en estado puro...
Normalmente estamos acostumbrados a que todas las maravillas de la naturaleza se exploten turísticamente, es decir, que haya el típico restaurante, hoteles, chiringuitos...
Lo increíble de casi todas las maravillas naturales de Islandia es precisamente eso, que siguen siendo naturales, salvajes, vírgenes...
Aquí no vas a encontrar vallas que te impedirán saltar, ni arrimarte mucho... de hecho, si vas allí, estás casi obligado a tocar el agua, o a bordearla para no mojarte...

Ese día nosotros habíamos madrugado para ir a Godafoss, y cómo bien dice el refrán, y más aún en esta cascada: “a quien madruga, Dios (en este caso debemos decir “los dioses”) le ayudan”, ya que casi no había nadie en el lugar cuando llegamos.
Pudimos disfrutar casi a solas de esta maravilla, y cuando decidíamos irnos, aparecía un autobús lleno de turistas...
Por cierto, en otra “crónica” os he de contar cómo son los autobuses de turistas islandeses, ya que, en la Europa clásica estamos acostumbrados a ver autobuses “Mega-class” con todas las comodidades, mientras que en Islandia, los autobuses más parecen trolebuses o tronco-móviles, ya que allí lo que prima es un buen motor y unos buenos neumáticos. Los lujos están de más en esta abrupta naturaleza...



Después de almorzar con estas fantásticas vistas, decidimos coger de nuevo el coche e ir hacia el norte, en particular hacia el pueblo de Húsavík.

Húsavík no llega a los 2700 habitantes, y su principal fuente de riqueza viene de la pesca, aunque en los últimos años se ha convertido en un centro turístico importante, ya que desde aquí salen excursiones diarias para el avistamiento de ballenas.
De hecho, se ha convertido en la capital Europea del avistamiento de ballenas.

Al llegar al pueblo te encuentras fácilmente con su pequeño puerto, y con las dos compañías que hacen este tipo de viajes: North Sailing (http://www.northsailing.is/) y Gentle Giants (http://www.gentlegiants.is/).

No os vamos a decir con qué compañía de las dos hicimos nuestro viaje en busca de cetáceos, pero lo que si os podemos decir es el método seguido para la elección de la empresa.
Las dos empresas ofrecen la excursión a un precio similar, ambas presumen de 97-98% de visualizaciones en sus viajes, y ambas ofrecen el mismo número de viajes diarios, y las mismas comodidades abordo. Lo único que las diferencia es la hora de partida, aunque tampoco creais que se diferncian en mucho (unos 20 minutos de diferencia).
Por tanto, el método de elegir la empresa es fácil, la primera que salga desde que llegas...

Así pues, aparcamos el coche (aunque no en el puerto, ya que había overbooking, es decir, los 10 o 15 aparcamientos que había estaban todos ocupados, lo que nos obligó a recorrer unos 20 metros más en busca de aparcamiento (record por ahora en el viaje)), compramos los billetes, y a disfrutar del paseito....

Antes de contaros nuestra experiencia marinera, que quede una cosa clara: Todos los miembros de ViajarWeb somos de “secano”, es decir, que el mar sólo lo vemos en vacaciones....

Bueno, avisado esto, comentar que el recorrido dura unas 3 horas, y que los barquitos en los que se hace, son pequeños y de madera...
Llevan un pequeño mástil con un puesto de vigilancia en la parte superior, para que un lugareño se suba durante todo el recorrido, y otee el horizonte en busca de ballenas...

Durante el recorrido, el capitán te va dando un discursito por megafonía, sobre los tipos de ballena que están por la zona, y el método que vamos a seguir para intentar descubrirlas...
También te cuentan que tienes abordo unos trajes o monos adecuados para el frío de alta mar...
Al principio piensas: “Si hombre, me voy a poner yo el dichoso mono con el calor que hace...”, pero poco a poco vas viendo que la brisa que viene no es la misma que la del Mediterráneo, y casi hay “tortas” por buscar un mono de tu talla...

Bueno, el barco se aleja de la costa durante una hora más o menos (no sabría precisar cuantas millas ni nada de eso). Entonces, bajan las revoluciones de los motores, y se ponen a buscar ballenas.
De repente, se escucha un grito, y el motor del pequeño barco acelera a su máxima velocidad en la dirección que le indica el vigía.
Todo el mundo se desplaza corriendo (cámaras en mano) hacia el lado donde se encuentra la ballena...
Ni que decir tiene que cuando las “jodías” cámaras digitales quieren enfocar al dichoso cetáceo, este se encuentra ya a unos 10 metros por debajo del agua...
Quien está equipado de cámara reflex, enseguida configura el disparo en modo “ráfaga”, de modo que sacará 100 fotos y se verá en 5 a la ballena, pero bueno, valdrá la pena...
Sin embargo, quienes cómo nosotros llevamos cámaras digitales, no nos queda otra que esperar de nuevo a que la ballena salga a respirar a la superficie.
Esto es un pelín aburrido, ya que las ballenas pueden estar unos 5 minutos o más sin salir de nuevo a la superficie, por lo que te desesperas y apagas de nuevo la cámara...
Cuando menos te lo esperas, aparece de nuevo, salvo que ya no está en popa, sino en proa, lo que hace que todo el barco se desplace en estampida de un lado a otro del pequeño barquito. Entonces, enfocas, y cuando has disparado, ves que en la pantalla digital te aparece un rastro de agua con una cosa negra en el medio...
Piensas, “bueno, no he sacado fotos, pero al menos la he visto”...

Este “ritual” de seguimiento ballenero dura una hora más o menos, viendo al dichoso animal 10 o 15 segundos cada 5 o 10 minutos....
En definitiva, la segunda hora del viaje podemos titularla “Caza y captura”, yendo de un lado para otro en función de dónde aparece la ballena a respirar...

Al cabo de esa hora, la ballena desaparece totalmente, o bien el patrón del barco se aleja disimuladamente, de modo que no queda otra opción que regresar a puerto...
Por tanto la tercera hora es de vuelta del viaje...

Para que el animo no decaiga, durante la vuelta, aparece un marinero con bandejas de chocolate caliente y unos bollos típicos islandeses, de modo que la conversación abordo mejora considerablemente...

Si recordáis, en una de las primeras crónicas contamos que una miembro del equipo estaba esperando un bebé... Pues bien, que sepáis que las 3 horas de barco no le sentaron demasiado bien a nuestra amiga, lo que le hizo tirar por la borda algo más que el chocolate...

Al llegar a puerto hicimos resumen... ¿Cuántas fotos tenemos en que salga las ballenas que hemos visto?
Comenzamos a ver fotos y más fotos, y teniendo varias cámaras, conseguimos reunir 10 o 15 instantáneas dónde se llega a “intuir” a los escurridizos animales...
Parece una decepción, pero no lo es tanto... Al cabo de unos días nos juntamos con una pareja muy agradable de Alcorcón (Madrid), y nos dijeron que durante su viaje en Húsavík, no llegaron a ver ninguna ballena... Nosotros no las habíamos fotografiado, pero al menos las habíamos visto...
En todo caso, os ofrecemos las “mejores fotos” de nuestro viaje en busca de “moby dick”, jeje...

Una vez acabamos la conversación de ballenas, nos dimos cuenta que teníamos todo en el coche, y que no nos habíamos preocupado de que íbamos a hacer esa noche...
Buscamos rápidamente alojamiento, y decidimos pasear por el pueblo...

Personalmente, el pueblo me parecía muy acogedor... Por un lado está la montaña, y por otro el mar, además de tener una iglesia preciosa del siglo XIX.

Para lo pequeño que es el pueblo tienen varias instalaciones deportivas, de hecho, nos sentamos en el césped durante un rato a ver un partidillo de fútbol...
Eso me hizo acordarme de Guðjohnsen , el jugador del Barça...
La verdad es que no conozco más jugadores islandeses, aunque es normal que tampoco haya demasiados... Entre que la población es escasa, y que la liga no es potente, ¿cómo se va a dar un crack del fútbol?

Continuará...

El equipo de ViajarWeb.



Etapa IV: Akureyri

La etapa anterior nos enseñó dos cosas muy importantes en Islandia:

1- Pregunta a los lugareños qué camino es el mejor a tomar.
En casi todos los lugares del mundo es posible llegar a un mismo sitio por dos carreteras distintas. En Islandia no siempre se da ese caso, ya que las carreteras brillan por su ausencia, pero cuando se de esa circunstancia, hay siempre que preguntar qué camino tiene mejor asfalto... Bueno, en ocasiones la gente de Islandia se ríe si preguntas por asfalto, pero no te preocupes que sabrán que te refieres a qué camino es el menos malo, aunque ninguno de los dos esté asfaltado...

2- El tiempo de Islandia cambia muchísimo en poco tiempo.
En varias tiendas de Reykiavik vendían una camiseta en la que se veía a un excursionista salir de paseo con un sol estupendo. La siguiente viñeta de la camiseta representaba al excursionista en medio de una ventisca.
La siguiente viñeta mostraba al excursionista bajo el diluvio universal, y en la última se veía al pobre hombre llegar de nuevo al campamento con toda la ropa destrozada y un sol de justicia de nuevo.
El eslogan que marcaba la camiseta era: Iceland Weather’s, o para los que no saben inglés como yo... “El tiempo de Islandia”.
Puede parecer exagerado, pero os prometo que no lo es...

Esto os lo cuento ya que, después de haber soñado con que nos despeñábamos por cualquier cuneta de las carreteras islandesas de “mier..”, y después de aparecérseme Noé y su Arca por la noche, amanecimos con un tiempo fantástico y unas ganas renovadas de explorar...

En el desayuno pregunté a una buena señora acerca de la mejor manera de llegar a la carretera “1”, y entendí lo suficiente para saber que debíamos coger el camino largo...
Creo que ella comentó algo de que por el otro camino había menos kilómetros y que la tierra era buena, pero sólo oír la palabra “tierra” me hizo temblar y tomar el camino largo...

Tomamos la carretera “60” y fue todo un acierto, ya que, además de tener un asfalto aceptable (similar a las carreteras comarcales españolas), con lo que había llovido la noche anterior, se habían formado pequeñas cascadas y riachuelos por todas partes...
La carretera transitaba entre pequeñas montañas, y la belleza del paisaje nos obligó a parar varias veces para hacer fotos...

Al llegar a la carretera “1” seguimos teniendo paisajes interesantes, aunque cambiamos las montañas por páramos y las pequeñas cataratas por caballos islandeses en semi-libertad...

Las carreteras islandesas tampoco tienen áreas de descanso propiamente dichas...
Lo que más se aproxima a eso son dos mesas de madera con sus correspondientes asientos en una ampliación de la cuneta de la carretera.
Es interesante parar en cualquiera de esos sitios, ya que además de esas mesas, también disponen de unos carteles “turísticos” con información acerca de la zona por dónde estás transitando...
Los carteles que nosotros vimos hablaban sobre los noruegos y sus conquistas o invasiones en Islandia...
Claro que, no os esperéis que esta gente os cuente su particular “2 de Mayo”, ya que, ¿quién en sus cabales va a querer invadir a esta gente?
Eso sí, estando en estos lares tan fríos y desérticos, entiendes porqué Napoleón fracasó en su campaña rusa...

Bueno, os he de reconocer que después de varios días sin ver civilización, nos entró la morriña de la ciudad, y decidimos ir hacia Akureyri...

Akureyri es conocida cómo la “Capital del Norte”, aunque no es la segunda ciudad en tamaño ni en habitantes, sino que es la cuarta.
Tiene algo más de 17000 habitantes y está asentada en el lado oeste del fiordo Eyjafjörður. Este fiordo es el más largo de Islandia con unos 60Km de longitud.

Akureyri está rodeada de montañas, la mayor de ellas Súlur a 1.213 metros sobre el nivel del mar, y Hlíðarfjall a 1.116 metros.
Tiene una iglesia interesante y poco más...

Lo más sorprendente de las ciudades islandesas es que, además de ser escasas, no tienen nada que las haga destacar. Esto hace que, por más que lo intente, no pueda describir nada interesante de esta ciudad.
Bueno... quizás sí.... Estando paseando por la calle más comercial del pueblo, vimos una grúa sacando una rulot de dentro de ¡¡¡UNA TERRAZA INTERIOR DEL PROPIO EDIFICIO!!! (ver imagen)


Si durante los días que estuvimos descansando en Akureyri, el recuerdo más intenso que nos queda es la grúa, podéis esperaros cualquier cosa...

Revisando nuestro cuaderno de bitácora leo también que estuvimos paseando por unos jardines, y que vimos la casa de un escritor islandés famoso...
No me debió marcar demasiado, ya que no lo recordaba... Sin embargo, para que no digáis que no investigamos, consultamos en Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Akureyri#Personalidades) las personalidades nacidas en este pueblo, y descubrimos que nuestro escritor famoso debía ser Jón Sveinsson (1857-1944), un popular autor de libros infantiles. No se si os aporta algo este dato, pero a mi me ha dejado el cuerpo igual que antes...

Pero bueno, que esto no os quite las ganas de disfrutar la ciudad, ya que, al ser la más grande del Norte de la isla, tiene sus restaurantes, bares, tiendas... e incluso universidad y hospital. Lo que también tiene, aunque esto lo tienen casi todos los pueblos de Islandia (incluso algunos muy pequeños), es un aeropuerto.

Además, la ciudad tiene bastante marcha el sábado tarde-noche (por supuesto, cuando decimos bastante marcha, nos referimos en comparación a otros países nórdicos... vamos, que tampoco esperéis encontraros la marcha de Ibiza, jeje).

Akureyri se encuentra a unos 100Km del círculo polar ártico, por lo que, si queréis, podéis contratar una excursión a la pequeña isla de Grimsey, que tiene el honor de ser cortada por esta línea imaginaria.
Aparte de ese honor, la isla tiene un altísimo interés para los ornitólogos, ya que allí anidan más de 1 millón de aves.
En esa isla de poco más de 5Km cuadrados viven casi un centenar de valientes, que se dedican fundamentalmente a la pesca.

Los alrededores de Akureyri son espectaculares y permiten realizar multitud de excursiones interesantes.
En el caso de que no tengáis coche de alquiler, Akureyri puede ser un buen “campamento base” desde el que hacer salidas de uno o varios días, y volver allí para descansar y no echar de menos la “urbe”.

Si queréis ver alguna foto interesante de Akureyri (además de la que os mostrábamos nosotros de la rulot), podéis consultar el siguiente enlace:
http://www.port.is/index.php?pid=6
Corresponde al puerto de Akureyri y además de fotos trae información útil de la ciudad.

Nosotros descansamos unos días en la “capital del Norte”, y decidimos continuar con nuestras aventuras, ya que no habíamos venido hasta aquí para quedarnos en una “urbe”.

Continuará...





Un saludo,

El equipo de ViajarWeb.
Etapa III: Península de Snaefellness




El verdadero viaje a Islandia comenzaba ahora...

Salimos de Husafell (aquí os recomendamos pasar un par de días, ya que es un sitio bastante bueno, y sobre todo si lleváis 4X4 se pueden hacer algunas rutas espectaculares), y nos dirigimos hacia la península de Snaefellness.
Esta península es conocida por ser el punto de partida del libro “Viaje al centro de la Tierra” de Julio Verne.
No se si habréis leído algún libro de este genio francés, pero para el que no lo haya hecho, recomendarle encarecidamente este libro, sobre todo si después vais a viajar a Islandia. La verdad es que la descripción de los paisajes islandeses que hace Verne en su libro escrito hace casi 150 años, no se diferencia en nada de lo que podéis ver actualmente.
Además, para quien piense que es un autor juvenil, hay que decirle que sus libros tienen gran documentación científica, y que este hombre era un “adelantado” a su época, que perfectamente se podía haber dedicado a la ciencia en vez de a la literatura...
En “Viaje al centro de la tierra” aplicó sus conocimientos en geología, mineralogía y paleontología. Las detalladas descripciones de animales antediluvianos maravillaron a los expertos, poniendo de manifiesto su extraordinaria intuición científica.

Volviendo al viaje, os recomendamos “dar de beber a los caballos”, que es otra manera de decir, llenar el depósito cuanto antes...
Esta recomendación os la haremos varias veces en estas rutas, pero todas ellas son ciertas... No hay que fiarse nunca, ya que la próxima gasolinera puede que esté a 200 o 300 Km.
Si lleváis 4X4, esta recomendación es todavía mayor, ya que podréis ir por rutas por dónde no hay NADA ni NADIE (en caso de 4X4, la opción de unos cuantos bidones de reserva es muy buena...)

Bueno, una vez que hemos cogido el libro de Verne, y que hemos repostado, sólo nos queda por hacer kilómetros...

Al alejarnos de Reykiavik, e ir hacia la península de Snaefellness, podemos tomar dos rutas:
1- Una es rodear la costa, e ir admirando el mar a su paso.
Si nunca habéis estado en Noruega, los fiordos islandeses os encantarán, pero si ya habéis estado, comprobaréis que no tienen nada que ver con los noruegos...

2- Seguir recto, y “adentrarnos” con el coche por debajo de los fiordos.
Esta segunda opción es posible gracias a un túnel de 5,6Km de longitud que atraviesa el fiordo de Hvalfjörður.
Este túnel fue construido entre 1996 y 1998 y es una de las grandes infraestructuras llevadas a cabo por los islandeses. En su travesía, llegamos a estar a 165 metros por debajo del nivel del mar...
La única pega de atravesar este túnel es que es de peaje, con un coste de 1000 ISK.

Nuestro equipo quiso atravesar el túnel, y paradójicamente ese trayecto se convirtió en un túnel del tiempo... Pasado el túnel se dejaban atrás las grandes obras creadas por el hombre para descubrir las grandes obras de la Naturaleza...
En esta regresión en el tiempo, descubrimos grandes paisajes, cascadas, caballos en semi-libertad, granjas alejadísimas entre sí...
Parecía que habíamos vuelto a la época en la que Verne escribió “Viaje al Centro de la Tierra”, y sus personajes viajaban en caballos y burros desde Reykiavik hasta el volcán que da nombre a la península de Snaefellness...

En una de esas cascadas que surgían de la nada, decidimos parar y admirar su belleza...
Un alegre amiguito de 4 patas salió de la nada y nos acompaño en nuestro paseo...
Para él parecía un día de fiesta: seguramente no estaba acostumbrado a que ningún coche parase allí, a algunos kilómetros de su granja, y decidiesen pasear a su lado...
Eso nos hizo recapacitar de lo que sería vivir allí...

Si os gusta montar a caballo, os recomendamos parar en cualquiera de estas granjas, ya que en la mayoría de ellas se puede contratar un viajecito a lomos de los pequeños, pero aguerridos caballos islandeses.

Una vez llegados a la península de Snaefellness, paramos a ver el “Gigante” de los acantilados y la mayoría de aves que viven en ellos...
Se pueden avistar más de doscientas especies de aves (frailecillos, pigargos, halcones, halcones gerifaltes...). Ni que decir tiene que la frase anterior está copiada de la Wikepedia, ya que nuestro equipo no tiene ni idea de lo que es un halcón gerifalte...

Si eres aficionado a la ornitología, esta zona para ti es un paraíso, pero una advertencia... Aquí no hay límites turísticos...Un mal paso, o una ráfaga de aire más fuerte de lo normal te pueden llevar al fondo de los acantilados...
No es de exagerar si decimos que es posible que no os encontrasen nunca, ya que, en según que épocas del año, la afluencia de turistas no es muy grande en esta zona...

Para que os hagáis una idea de la cantidad de aves que residen en esta zona os diremos lo siguiente: Existen en estas carreteras señales de peligro con un ave pintada en su interior... Fue una pena que no fotografiásemos ninguna (si alguno lo habéis hecho, por favor, enviadnos la instantánea a nuestro e-mail: viajarweb@gmail.com)

Después de pasear junto a las aves se puede hacer dos cosas:
1- Ir hacia el pueblo de Olasvik subiendo parte del volcán Snæfellsjökull.
2- Rodear la costa.

Nuestro equipo quería hacer las dos cosas, por lo que, a la ida fuimos por la carretera que asciende parte del volcán.
Con una altitud de 1446 metros sobre el nivel del mar, es una de las montañas más altas de la península, con la característica, incluso, de poseer un glaciar en su cima. El volcán puede ser visto en días claros desde Reykjavík, a una distancia aproximada de 120 kilómetros.
Cómo ya avanzamos antes, esta montaña es conocida, a su vez, por ser el enclave donde se desarrolla la novela del autor francés, Julio Verne-Viaje al Centro de la Tierra.
Esta carretera se puede hacer con un turismo, siempre y cuando las condiciones meteorológicas sean favorables.

Al pasar al otro lado del volcán, llegamos al pueblo de Ólafsvík. Este pueblo tiene algo más de 1000 habitantes y se dedica sobre todo a la pesca.
Cuando nosotros llegamos no había nadie por las calles. Pudimos ver que no se trataba de un pueblo fantasma, ya que había una especie de cafetería que hacía las veces de oficina de turismo, dónde se informaban una pareja de extranjeros...

Dimos un paseo por su puerto, y visitamos su iglesia. Es una mole nueva que impresiona para el poco pueblo que tiene a sus píes...

Lo mejor era ver las cataratas naturales que se formaban en la montaña procedentes del glaciar, y que parecían caer sobre la parte alta del pueblo...

Ni que decir tiene que enseguida tomamos de nuevo el coche y decidimos rodear la costa por si veíamos algo interesante, y vaya si lo vimos...

Antes de salir de allí, vimos un pequeño museo de pescadores de la zona y decidimos entrar. No podemos citar nada demasiado importante del museo, salvo que utilizamos las instalaciones para recargar nuestras garrafas de agua potable...
Lo mejor del museo estaba fuera, es decir en su jardín, ya que era un campo de lava de alguna antigua erupción de nuestro amigo Snæfellsjökull.

Cómo digo regresamos de nuevo al coche y comenzamos a bordear la costa de la península sin saber qué nos íbamos a encontrar...
La carretera no se puede decir que fuese buena, ya que estaba compuesta de arena de lava y piedras, pero al estar compactada, era lo suficientemente aceptable para conducir a unos 60Km/h. Además, no teníamos demasiada prisa, ya que las vistas merecían la pena... Por un lado teníamos el mar golpeando los acantilados, y al otro, el glaciar/volcán al que no se le veía la cima por albergar unas nubes compactas. En definitiva, toda la tierra que separaba el mar y el volcán era fruto de una antigua erupción.

Sin embargo, llegamos a un punto en el que estaban haciendo obras en la carretera...
Nos detuvimos detrás de un pequeño Toyota Yaris de tres puertas que seguramente pertenecía a otros turistas, y lo que vimos allí fue increíble...

Una gran excavadora cogía paladas y paladas de tierra de los bordes de la carretera, y lo iba distribuyendo encima de los huecos que se habían formado en el piso...
Al cabo de unos minutos, dejaba de coger tierra, y utilizada la misma pala a modo de rastrillo para alisar la nueva tierra encima de la carretera.
Hasta aquí todo puede parecer normal...
Yo miraba a mi alrededor esperando ver la aparición de una apisonadora que dejase compactada los nuevos metros cúbicos de tierra que habían hecho “crecer” la carretera en unos 40 centímetros con respecto al piso por donde habíamos venido, pero nunca apareció esa apisonadora...
Al cabo unos 10 minutos, cuando el buen hombre de la excavadora acabo de “distribuir” la tierra, nos dio paso con un gesto enérgico, cómo diciendo que no estaba dispuesto a peder del día.

Ni corto ni perezoso, el pequeño Toyota “rugió” como nunca lo había hecho, para intentar salvar esos 30-40 centímetros de nuevo desnivel que había en la carretera.
Una vez arriba, quedaba la no menos difícil tarea de evitar que las ruedas se clavasen literalmente en la tierra, cómo les pasa a los participantes del Dakar en las dunas mauritanas.

Una vez que comprobamos que el Yaris ya nos llevaba unos 50 metros de ventaja, comenzamos nuestro rally... Y menos mal que le dimos esos 50 metros, ya que comprobamos que las piedras volcánicas salían disparadas de nuestras ruedas motrices a una velocidad increíble. La mayoría de ellas nos golpeaban a nosotros mismos (desventajas de tener ruedas motrices delanteras), pero otras se lanzaban en búsqueda del coche que venía detrás de nosotros...

Iban pasando los metros, y nos dimos cuenta que nos estábamos acercando demasiado al Yaris a pesar de no haber metido ni siquiera la segunda marcha...
No voy a decir que nuestro Citroën no lo pasó mal, pero tenía algunos CV más que el Yaris, y eso se notaba en estas superficies...

Después de 3-4 minutos angustiosos, decidimos meter segunda para evitar que el motor saltase por los aires... Además, no se veía demasiada mejoría en la carretera...
Durante esos largos minutos se habló de regresar por donde habíamos venido, pero finalmente llegamos a una conclusión: Si el Toyota que va delante puede hacerlo, nosotros también...

Finalmente, pasados al menos 15 minutos (quizá fueran menos, pero a mi se me hacían eternos), llegamos en un punto en el que la tierra comenzaba a estar mucho más compactada, e incluso pudimos meter la tercera.
La razón del porqué estaba más compactado el piso no se hizo esperar mucho...
Al doblar una curva, vimos una gran explanada a modo de campamento base con una apisonadora y un camión volquete. Los conductores de ambos vehículos hablaban animosamente, cómo si no tuviesen nada que hacer...

Ni que decir tiene que no sé islandés, pero lo que sí que os puedo decir es que me acordé de toda su familia en un perfecto castellano...

La nueva carretera nos parecía una verdadera autopista, y la tensión fue disminuyendo considerablemente...
Llegamos de nuevo al lugar del gigante de los acantilados, y decidimos que era un buen sitio para comer, descansar y pasear viendo el mar y los miles de pájaros que anidaban por allí...

Por la tarde, decidimos salir de allí, y conducir lo más cercano posible a la carretera “1”, de modo que no se retrasase la salida del día siguiente.

La salida de la península fue muy emocionante, ya que desde el coche nos sentíamos los protagonistas de la película “Los Pájaros” de Alfred Hitchcock.
Es imposible imaginar a qué poca distancia del parabrisas te pasan los pájaros, y las veces que tocas el freno para evitar el impacto con varios de ellos...

A uno y otro lado de la carretera descubres que alguien no tuvo la misma suerte que tú, y los cadáveres de varios pájaros se juntaban con restos de cristales de faros o ventanillas...
Por si le interesa a alguien, decir que tomamos la carretera 54 en dirección a la carretera “1”, y de nuevo tuvimos que sufrir algo más de 60 Kilómetros de carretera en malas condiciones... Que conste que los datos aportados no son al azar, ya que, cómo buenos viajeros, anotábamos todas estas incidencias en nuestro cuaderno de bitácora, del cual os estamos haciendo resumen en estas páginas.

Cuando la noche se nos echaba encima, decidimos parar y seguir al día siguiente...

El lugar elegido para dormir fue Budardalur.

No os podemos contar demasiado de este pueblo, ya que no se encuentra ni en la Wikipedia. Sólo deciros de él que en islandés se escribe Búðardalur, que se asienta al borde del mar, que el anochecer fue muy bonito y que después comenzó a llover sin descanso durante toda la noche.

Llovió tanto que creí ver a Noé y a su arca pasando delante de mi, pero seguramente fue un sueño... ¿o no?

Un saludo,

El equipo de ViajarWeb.
Etapa II: Parque nacional de Thigvellir

Viendo un mapa de Islandia nos damos cuenta de que sólo existen dos posibilidades de recorrer el país, a favor o en contra de las agujas del reloj (tomando como punto de partida el aeropuerto internacional de Keflavik).
El motivo es que el centro del país está formado por inmensos Glaciares que impiden el paso de Norte a Sur o de Oeste a Este directamente (un 11% de la superficie islandesa es hielo).
La única vía accesible la mayor parte del año es rodeando la isla (a través del anillo o carretera principal 1).

Cuando el grupo que formamos ViajarWeb estuvimos preparando el viaje a Islandia se nos ocurrió una pregunta sencilla y a la vez de difícil solución:
¿En que dirección recorremos el país, a favor o en contra de las agujas del reloj?

Si buscáis información en la red sobre cómo recorrer el país os encontraréis de todo, pero os vamos a dar una fórmula sencilla:

- Si disponéis de pocos días de estancia (10 días o menos), y queréis ver lo principal y más espectacular de Islandia, tenéis que partir de Reykiavik (o mejor directamente desde el aeropuerto), e ir en contra de las agujas del reloj.

- En cambio, si disponéis de tiempo suficiente (10 días o más), os recomendamos hacer la ruta a favor de las agujas del reloj.

En nuestro caso, disponíamos de casi tres semanas, por lo que optamos por la segunda opción, de modo que comenzamos por la parte menos espectacular del país, y fuimos mejorando en cada jornada que pasaba.

Después de salir de la Península de Reykjanes (descrita en el artículo anterior), rodeamos Reykiavik y nos dirigimos hacia el Parque Natural de Thinvellir (también lo veréis escrito como Þingvellir).
Este Parque Natural, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO tiene varios atractivos:

1- Interés Geológico --> En este parque se puede apreciar perfectamente la falla producida por las dos placas tectónicas que atraviesan Islandia: la Europea y la Americana. Si en la Península de Reykjanes existe un puente que las cruza, aquí tenemos la oportunidad de pasear entre ellas.
La formación rocosa resultante es impresionante, y esta “monería” es la causante de todos los terremotos y volcanes que tiene y ha tenido Islandia a lo largo de su historia.
Este parque es el único lugar del mundo (por encima del nivel del mar) en el que pueden apreciarse a dos placas tectónicas separarse.

Os recomendamos encarecidamente el siguiente enlace (http://en.vedur.is/#tab=skjalftar). Corresponde con la agencia estatal meteorológica islandesa, y en ella podéis consultar, entre otras cosas, hace cuantas horas se ha producido un terremoto en Islandia y donde.
No es un error, decimos HORAS, y no meses o años. Se producen pequeños terremotos cada pocas horas.
La mayoría son micro-terremotos, ya que están por debajo de 3 en la escala de Richter, y os lo prometo, ni los notáis cuando estáis allí.

Las erupciones volcánicas se producen de media una cada 5 años aproximadamente.

2- Interés Histórico --> En este parque se formó el Alþing, que es considerado el Parlamento más antiguo del mundo. Se reunió por primera vez en el año 930DC. Las reuniones eran anuales, y este parque aparece como marco de múltiples Sagas Islandesas.

3- Turístico --> Las rutas a pie que se pueden hacer por el parque son espectaculares, además de disfrutar de la catarata Öxarárfoss, y del Lago Þingvallavatn, que es el más grande de Islandia (te encuentras con él al acercarte por la carretera al dirigirnos al parque).
También podremos admirar su iglesia más antigua, (no esperéis una catedral, es más bien lo que en España llamaríamos una pequeña ermita) y los que no sean supersticiosos podrán entrar en el cementerio nacional.

Este parque es de los pocos sitios de Islandia dónde encontraréis un pequeño complejo turístico. Tenemos un centro de recepción de visitantes (en la carretera), y también un centro multimedia (en lo alto de la falla, pasado el Parlamento).
También hay algún restaurante (abierto sólo en temporada alta), un camping y alguna cosilla más que irás descubriendo en tu visita...

Lo dicho, es de los pocos sitios de Islandia que pensarás que no te puedes perder, y que en caso de que lo hagas, que te van a encontrar...
En todo caso, merece la pena la visita...

Al salir del parque, decidimos atravesar el Valle del frío Kaldidalur, rodeados de volcanes y glaciares, pero... segundo fracaso del viaje...

Con las condiciones meteorológicas que teníamos encima, nuestro pequeño Citroën C3 patina en todas las cuestas.
Al salir humo del motor pensamos en que era mejor no forzar más la máquina y retroceder. Había pocos coches que pasasen por allí, y los que lo hacían eran todos 4x4, que parecían reírse de nosotros...
Fue mas difícil dar la vuelta al coche en una cuesta que no lográbamos ascender, que intentar seguir hacia adelante, de todas formas, seguíamos algo verdes en la conducción islandesa, y preferimos no arriesgar...

Con el paso de los días fuimos teniendo menos cuidado con el coche.... Todo es mentalizarse...
Te das cuenta que no puedes tratar bien el coche con esas condiciones, y al final te armas de valor y aceleras, aunque en estas primeras etapas, nos tocó sufrir bastante...
Independientemente del incidente, no cejamos en nuestro empeño, y buscamos carreteras alternativas para cruzar el valle, ya que queríamos llegar a ver el manantial más poderoso del mundo (Deildartunguhver)...
Este manantial está cerca del pueblo de Reykholt, y proporciona 180 litros/segundo de agua a 100° C . Parte del agua es aprovechada para la calefacción de los servicios públicos en Akranes (a 64 km de distancia) y Borgarnes (a 34 km), y para las explotaciones a lo largo del camino.
Si extrapolamos el caso a España, sería cómo tener un manantial de agua caliente en Madrid, y abastecer de agua caliente a Guadalajara sin necesidad de tener calderas... ¿Qué os parece?

Si queréis ver fotos de este sitio, podéis ver las de la presentación “Paisajes de Islandia” de nuestro blog, o consultar el siguiente link:
http://islandsmyndir.is/html_skjol/vesturland/deildartunguhver/forsida_deildartunguhver1.htm


Ya que estábamos allí, nos acercamos al pueblo de Reykholt: En este pueblo nació y murió Snorri Sturluson, y cómo seguro que no tenéis el gusto de conocerlo, os diremos que fue un famoso poeta y político islandés.
Todavía quedan los restos de su granja y un baño con agua caliente.
Este baño está al aire libre, y fue lo mejor de la visita, ya que, con el frío que hacía nos acercábamos al vapor que despedía el baño, y te reconfortaba bastante...
En la edad media, este pueblo fue uno de los centros intelectuales de la isla y ahora posee una de las más importantes escuelas del país.
Hoy en día, la aldea tiene 60 habitantes, y os prometo que estudiar en esa escuela debe ser más aterrador que hacerlo en “El Internado” de Antena 3.
Estuvimos cerca de 1 hora por allí, y no vimos a NADIE.

Si queréis ver fotos de este sitio, podéis ver las de la presentación “Paisajes de Islandia” de nuestro blog, o consultar el siguiente link:
http://islandsmyndir.is/html_skjol/vesturland/reykholt/forsida_reykholt1.htm

No lejos de Reykholt, están las cascadas de lava de Hraunfossar, una de las maravillas naturales más interesantes de la isla.

Hace gracia ver que en estas cascadas, que no son ni por asomo las más grandes de Islandia, había las típicas vallas y la cadenita para evitar que te acerques demasiado y caigas al vacío. Sin embargo en las más grandes del país (por ejemplo Detifoss), te podías acercar tanto cómo estuvieses dispuesto a mojarte...
Supongo que todo es porque al estar cerca de la capital, hay que gastar algo de dinero en infraestructuras...

Si queréis ver fotos de este sitio, podéis ver las de la presentación “Paisajes de Islandia” de nuestro blog, o consultar el siguiente link:
http://islandsmyndir.is/html_skjol/vesturland/hraunfossar/forsida_hraunfossar1.htm


Se nos había echado el tiempo encima, y era necesario buscar un sitio dónde alojarnos. En esta zona es muy sencillo encontrar cómo pasar la noche. Os recomendamos Husafell.
En Husafell podéis encontrar un camping, cabañas desde dos personas, o alojamiento en una vieja granja reformada.
Aquí existe un área recreativa amplia, que ofrece piscina, campos de golf, gasolinera, paseos a caballo...
Bueno, todo esto es si vais en temporada alta claro... Si vais en temporada baja, tendréis suerte si encontráis a alguien a quien pagar la noche de estancia...

En todo caso, había que disfrutar de esto, ya que es lo más parecido a civilización que nos íbamos a encontrar en muchos días...

Un saludo,

El equipo de ViajarWeb



Etapa I: Llegada a Islandia

Dicen que la primera impresión es la que cuenta...
Sin embargo, afortunadamente eso no siempre es cierto. ¿Por qué lo decimos?

Porque la primera impresión que te da Islandia es la de haber aterrizado en un lugar apartado de la mano de Dios, sin ningún tipo de interés.

Cómo ya comentamos en el artículo anterior, el aeropuerto internacional (Keflavik), se encuentra a 50Km de la capital, y es un aeropuerto pequeño, por lo que, cuando sales de la Terminal, te das cuenta que estas en medio de ninguna parte.
Aunque antes de salir de la propia Terminal, una imagen se nos quedó grabada. Un monopatín dando vueltas en las cintas del equipaje, que permanecía allí de algún vuelo anterior. Evidentemente ese monopatín no debía de haber acabado en Islandia, o al menos, no conozco a nadie que fuese capaz de usarlo en ese país a no ser que lo usen como tabla de surf...

Nuestra primera anécdota en el país comienza al recoger el coche de alquiler.
En la Terminal todas las compañías de alquiler han enviado a una persona a atender al público,... menos la nuestra (no voy a deciros el nombre para no darles mala publicidad, aunque si queréis saberla, mandadnos un correo y os la decimos)...

Preguntamos por allí el por qué no estaba la dichosa agencia de alquiler, y nos dicen que esta gente tiene la sede a unos 500m-1000m del aeropuerto, por lo que, la mayoría de la veces no van al aeropuerto a esperar a nadie... (¡¡¡Qué cachondos!!!, la tarifa que habíamos pagado era con suplemento por recoger el coche en la Terminal)...

Bueno, ni cortos ni perezosos, comenzamos a andar a buscar la dichosa empresa de alquiler...

La distancia era pequeña, pero cuando se carga con todo el equipo para casi tres semanas, os prometo que los metros se hacen kilómetros. Además, una miembro del equipo tiene doble mérito, ya que aparte de su material, llevaba una personilla de 4 meses en su interior... (actualmente esa personilla ya anda).

Cuando llevábamos 100 metros andados, aparece una agradable mujer islandesa con un coche y nos pregunta dónde vamos... Al contarle la historia, se ofrece a llevarnos....

¡¡¡Pobre señora!!! Le llenamos el maletero de cosas y casi no cabemos nosotros, pero tenemos suerte, ya que la señora habla un poquito de español, y nos dice que viene todos los años a la Costa del Sol.
La mujer es muy maja, y no entiende como queremos quedarnos en Islandia casi tres semanas (“con el calorcito que estará haciendo por España”).

Al llegar a la agencia de alquiler, ni una excusa, ni una justificación de porqué no han traído el coche a la terminal, nada....Nos dan nuestro coche (es un turismo, no nos atrevemos con el 4x4), nos cuentan las condiciones y a correr...

Nos hace mucha gracia uno de los mapas que hay dentro de la guantera....
Es grande y de cartón. Aparecen todas las carreteras de Islandia y señalan los atractivos turísticos, pero además, se indican los lugares por dónde NO debemos entrar con ese coche...
Es algo basto, pero os prometo que fue uno de los mapas más usados...

Bueno, una vez pasado el trago del coche, cómo no tenemos prisa, decidimos recorrer el área cercana al aeropuerto (también llamada Península de Reykjanes)...
Pensamos....¡¡¡quizás haya algo chulo que ver!!!,
¡¡¡PUES NO!!!

Acabamos en un pueblo, cuyo único atractivo son dos faros, uno en uso y otro no...
En los carteles se cuentan cosillas para los ornitólogos, pero nosotros no distinguimos una gaviota de un buitre, por lo que nos da un poco lo mismo...
Si a vosotros no os da lo mismo, os comentaremos algo sobre este pueblo:

Garður (El nombre significa Jardín) es un pueblo que se siente orgulloso de sus faros. El viejo faro ha servido, más que a pescadores y marineros, cómo refugio para la observación de aves desde hace muchos años. En la primavera, muchos miles de aves migratorias se asientan en el sur y el oeste de la zona para pasar unos días antes de la difusión en todo el país...




Una vez que hubimos disfrutado de la vista del mar y de las aves desde el faro de Garður, quisimos ver el puente que separa las dos placas tectónicas, la Europea y la Americana, y hacernos la típica foto allí...
Primer fracaso...Según vamos con nuestro cochecillo de alquiler, al girar en una curva, vemos una piedrecita de media tonelada en medio de la carretera...

Para ser el primer día no estaba mal, por lo que decidimos ir sobre seguro, y visitar el único punto de interés de la península de Reykjanes, el Blue Lagoon o Laguna Azul.

Para saber qué es la Laguna Azul, os sugiero el programa de Javier Sardá “Dutifrí” sobre Islandia, que salía junto a Mercedes Milá.
Si no lo visteis, seguro que sí habéis visto el anuncio que están emitiendo ahora en Telecinco con el momento en que ambos presentadores “retozan” en la Laguna Azul, embadurnándose la cara con una cosa blanca...

Bueno, en pocas palabras, la Laguna Azul es un spa geotermal, donde el agua es rica en minerales como el sílice y el azufre.
La temperatura del agua varía en las distintas zonas de la Laguna, pero ronda los 40ºC. El agua proviene de una planta térmica que hay al lado, y cuando decimos al lado, es que se ve perfectamente desde la Laguna.
Parece ser que bañarse en sus aguas es bueno para algunas enfermedades de la piel, cómo la psoriasis.
Entrar cuesta unos 20€, pero merece la pena, ya que para nosotros fue una forma de cargar las pilas para los duros días que se nos avecinaban.
El horario es muy bueno, ya que abren ininterrumpidamente 12 horas en verano, por lo que aprovechamos los 20€ más que de sobras.
Estuvimos allí unas 6 o 7 horas, ya que incluso echamos alguna siestecita en las hamacas (en nuestra descarga hay que decir que salimos desde Madrid de noche, e hicimos escala en Gatwick antes de continuar hasta Islandia, por lo que estábamos bastante cansados).

Cómo anécdota en el Blue Lagoon contaremos la siguiente:
El parking está situado a unos 100 metros de la Laguna, en medio de un campo de lava.
Al ser nuestro primer día en Islandia, no teníamos la conciencia de qué en este país la delincuencia es cero, por lo que, hicimos lo que hubiésemos hecho en cualquier sitio de España: Para evitar que nos desvalijasen el coche, no se nos ocurrió mejor idea que llevarnos todo el material de valor con nosotros.
Teníais que habernos visto: Todo el mundo con un bañador y una toalla y nosotros con unas mochilas que parecíamos unos Sherpas del Himalaya.

Una vez fuera de la Laguna Azul, merece la pena pasear por el campo de lava y hacer algunas fotos:
Nosotros no sabemos si los Americanos llegaron o no a la Luna, pero seguro que si no lo hicieron, grabaron el famoso video de Armstrong en Islandia...

Después de eso, cómo teníamos energías renovadas, decidimos adelantar kilómetros a la etapa del día siguiente, dirigiéndonos hacia Reykiavik (en el próximo capítulo contaremos el porqué), y sorpresa....al pasar por un pueblo que empezaba por “L”, encontramos un ¡¡¡IKEA!!!...
Las féminas del grupo hicieron la fuerza suficiente para que no nos fuésemos de Islandia sin ver el IKEA.

Manda huevos... ¡¡¡3000 Km de avión para ir de compras al IKEA!!!


Un saludo.

El equipo ViajarWeb
Islandia: Introducción y Preparativos del viaje:

Qué país de Europa nos puede ofrecer balnearios naturales, cataratas espectaculares, volcanes, géiseres, sulfaratas y fumarolas, manantiales de agua hirviendo, icebergs, glaciares, acantilados, posibilidad de avistar ballenas... Eso y mucho más es Islandia.

Viajar a Islandia es una experiencia única. Quizás nos atreveríamos a decir que no hay ningún destino en Europa más impresionante que Islandia... su naturaleza salvaje y sus parajes abruptos, sin limitaciones ni agobios turísticos, la convierten en destino obligado para los amantes de la Naturaleza y la aventura.

Ir a Islandia requiere una preparación mental mayor que física.
Hay que mentalizarse de lo que significa la palabra SOLEDAD:
En la mayor parte del país (exceptuando la capital), no vamos a encontrar “chiringuitos”, ni guías turísticos, ni Policía, ni agentes de tráfico... Ni siquiera podemos decir que estará la carretera y tú, ya que en muchos sitios la carretera brilla por su ausencia y se convierte en caminos de tierra y piedras, que para nosotros serían considerados caminos rurales, mientras que en los mapas de carreteras islandeses vienen indicados como “Main roads”.




Dicho esto, que nadie se amedrente, todo lo contrario, si vais a Islandia lo recomendable (casi obligado) es alquilar un coche, o si eres muy aventurero un 4X4, y dar la vuelta completa al país.

Aprovechando la llegada del buen tiempo, comenzamos la publicación de una serie de artículos referidos a Islandia, dónde os contaremos nuestras experiencias y anécdotas de un viaje apasionante.


Preparación del viaje:

Antes de partir de España es muy recomendable haber reservado previamente el coche de alquiler o el 4x4.
En Islandia funcionan las principales compañías mundiales de alquiler de vehículos: Avis, Hertz..., y proporcionan mapas gratuitos junto con el coche, dónde nos indicarán las zonas por las cuales no debemos adentrarnos con el coche recién alquilado.
El aeropuerto internacional de Islandia es Keflavik y está situado a unos 50 Km de la capital Reykiavik, por lo que recoger el coche en el aeropuerto es altamente recomendable. De ese modo nos ahorramos el transporte hasta la capital, y nos ahorramos entrar en la capital, ya que, no aporta demasiado (culturalmente hablando).

En lo referente al combustible, os recomendamos siempre llenar el depósito cuando repostéis, ya que no sabréis cuando será la próxima vez que veáis una gasolinera.
Si tenéis un 4x4 y os adentráis en las tierras altas (zona central del país), tened en cuenta que sólo hay una gasolinera en todo el centro del país (está en Hveravellir).

En cuestiones de ropa os recomendamos llevar de todo, ya que, veréis que el tiempo de Islandia es muy cambiante. El buen tiempo puede convertirse en una terrible tormenta en un santiamén. Tenedlo presente en todo momento y, especialmente, cuando viajéis por las tierras altas. Por cada 100 m de altitud a la que llegue, la temperatura media bajará 0,6°C y aumentarán las precipitaciones.
La temperatura puede bajar hasta por debajo de los 0ºC, incluso en verano, especialmente durante la noche.
En las cimas de la montañas, la fuerza del viento se multiplica.
Aunque vayáis en invierno u otoño, no olvidéis el bañador, ya que es imprescindible darse un baño en aguas termales.
Si queréis ver el “Sol de Medianoche” debéis acudir a Islandia en el mes de Junio, ya que en el Norte no se llega a poner nunca el sol.

La tienda de campaña y sacos de dormir deben ser imprescindibles en nuestro equipaje, ya que Islandia no tiene una gran capacidad hotelera. En muchos lugares el camping es la única alternativa.
En caso de no ser demasiado amantes del camping os recomendamos el Hotelling Internacional (http://www.hostel.is/), dado que hay 25 a lo largo de todo el país.
Si estáis muchos días en el país, os recomendamos alternar ambas vías de alojamiento, ya que el tiempo cambiante hace mella en el cuerpo, y de vez en cuando agradeceréis dormir bajo techo y con calefacción.

La moneda en curso en Islandia es la Corona Islandesa. Se puede cambiar fácilmente dinero en el aeropuerto, por lo que no recomendamos el cambio de divisas antes de salir. (Podéis consultar el cambio actual de la Corona Islandesa con nuestro conversor de divisas, al final de nuestra página web).

En lo referente a la comida, os recomendamos llevar mucha comida enlatada, conservas...
Es sencillo encontrar supermercados en las zonas habitadas del país, pero no es tan sencillo encontrar zonas habitadas, por lo que debemos tener una reserva previa de comida.
Se pueden entrar en el país hasta 3Kg de comida por persona, aunque por regla general todo el mundo excede esa cantidad por el poco control en la aduana (esta afirmación no implica que ningún miembro del equipo que compone ViajarWeb haya introducido más cantidad de comida de la permitida).

Las condiciones sanitarias del país son buenas, aunque conviene llevarse las medicinas habituales, ya que, al igual que el resto de servicios, las farmacias no son muy numerosas fuera de la capital.
Si sois Españoles (Europeos en general), os recomendamos sacaros la Tarjeta Sanitaria Europea para poder ser atendido gratuitamente en Islandia ante cualquier eventualidad.

Los teléfonos móviles españoles nos valdrán sin problemas en Islandia, aunque fuera de las áreas urbanas, la cobertura es en muchos casos nula.
Se recomienda también llevar móviles de más de un operador, ya que los acuerdos con los operadores islandeses pueden hacer perder cobertura en lugares en apariencia normales.
El servicio de teléfonos móviles de largo alcance NMT de Telecom Islandia, cubre la mayor parte de Islandia, incluyendo las regiones montañosas del interior, y es conveniente para los que decidan viajar mucho por áreas rurales.

Otros datos que pueden resultar útiles a quienes decidan visitar Islandia son los siguientes:

Energía --> Igual que en España (220V a 50Hz).
Población --> Unos 300.000 habitantes, de los que más de la mitad viven en la capital Reykiavik (muchas veces veréis que también aparece escrita como Reykjavík).
Geografía --> La superficie de Islandia es aproximadamente la misma que Andalucía, pero hay que tener en cuenta que un 11% de su superficie es hielo (de ahí lo de Iceland).

Hitos o curiosidades islandesas -->
Islandia cuenta con el glaciar más grande de Europa (Vatnajökull) y con la catarata más caudalosa de Europa (Detifoss).
La palabra geiser proviene a su vez de la islandesa Geysir, que significaba “erupcionar”. El Gran Geysir de Islandia es el geiser más antiguo documentado.
Islandia posee también el manantial más poderoso del mundo (Deildartunguhver), que proporciona 180 l/seg de agua a 100 ° C . Parte del agua es aprovechado para la calefacción de los servicios públicos en Akranes (a 64 km de distancia) y Borgarnes (a 34 km), y para las explotaciones a lo largo del camino.


En breve, publicaremos más artículos sobre Islandia y contaremos el apasionante viaje que pudimos disfrutar los miembros del equipo.

Un saludo.

El equipo ViajarWeb